Nostálgicos o melancólicos. Posiblemente eso es lo que le parezcamos a algunos por organizar unas jornadas sobre la Transición. Y es probable que acierten, porque la melancolía suele darse respecto a tiempos mejores, esos que probablemente vivimos entre finales de los 70 y principios de los 80. Todos éramos más jóvenes, y eso ayuda, pero también el entusiasmo por la política no tenía comparación con lo que sufrimos ahora, resignados ante la infinita mala suerte de contar con políticos con escaso sentido del deber y del trabajo, por decirlo de una manera suave, moderada y agradable.
Sea como fuere, la cita promovida por El Norte fue muy interesante. Lo que se dijo y oyó en la sala Caja Segovia queda para el recuerdo de quienes disfrutamos de las mesas de debate. Oir decir, por ejemplo, que aquello mereció la pena y que lo volverían a hacer, pese a los errores, engrandece a quienes nos precedieron en la construcción de esta sociedad nuestra, ahora tan mansa, tan adocenada y tan pseudofeliz de contar con las sacrosantas tecnologías que dicen nos llenan de libertad.
Luis Solana, Carlos Gila, Luis Peñalosa, Fernando Ortiz, Luis Martín, Pepe Orcajo, Aurelio Delgado, Abel Hernández y Francisco Laína trasladaron sus recuerdos de un tiempo que no volverá, sin añoranza, pero con la firmeza de quienes saben que lo hicieron convencidos. Hoy, esto de la política o de la cultura son profesiones y no ilusiones.
Y con entera libertad –de la de antes, de esa fresca de la Transición– no acudieron responsables políticos de ahora. Sí lo hicieron quienes ya no están en la esfera pública como el exalcalde Emilio Zamarriego, el exdelegado de la Junta, Luis Pérez de Cossío o quien fuera subdelegado del Gobierno en Ávila y ahora concejal en Segovia, Javier Encinas. De otra generación, pero también con todo el interés siguieron las jornadas el ex secretario provincial del PP, José Luis Sanz Merino o los ex concejales Juan Manuel Martínez y Jaime Horcajo. Y aún más jóvenes, pero con ganas de conocer esa época, acudieron miembros de Nuevas Generaciones, con su presidente y edil en la actual Corporación municipal, Pablo Pérez Coronado, a la cabeza.
Cándido López, cuyo histórico mesón colaboraba en las jornadas, pudo oir hablar del famoso papel manuscrito que supuestamente entregó Suárez al Rey en su establecimiento y en el que se marcaba una hoja de ruta para la aún nonata democracia. Los ponentes dijeron que nadie ha visto ese papel –Aurelio Delgado, su jefe de gabinete y cuñado, contó que la caligrafía de Suárez era, además de excelente, inconfundible– y que es difícil que exista, pero que allí comieron y hablaron del futuro de España.
El escritor Mariano Gómez de Caso,el periodista jubilado Pablo Martín Cantalejo, Juan Pablo Zahonero, del hotel Los Arcos, Juan Solana o Kiko Serrano también estuvieron en un foro, como muchas otras personas, de todas las edades, que no quisieron perderse esta mirada a un pasado aún reciente. Como la cadena Ser, que retransmitió en directo buena parte de la primera charla, y otros medios de comunicación que prestaron una amplia cobertura. Todos ellos, atendidos por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, con Rafael Encinas como anfitrión, con Gema Hernando y Natalia Manrique.
Y en unos años, cuando miremos la hemeroteca de estos días de marzo veremos que también, estos tiempos que corren como los apasionantes de la Transición, no regresarán. Entonces, convocaremos un foro para hablar de estas cosas que ahora nos ocupan –de la crisis, de política…–, y convendremos que cualquier tiempo pasado fue mejor o, al menos, más divertido. Tendremos más años y espero que la cabeza aún en su sitio.