Cuando lean esto estarán viendo o habrán visto ya una riada humana en forma de corredores. La media maratón de Segovia habrá cumplido así su quinto año y habrá dejado imágenes de esfuerzo y denuedo. Los cuatro mil sufridos corredores habrán demostrado su espíritu animoso y su fortaleza por las calles de la ciudad, en un recorrido duro por las cuestas, pero bello como casi ninguno en pruebas de este tipo.
Pero la media maratón, como toda actividad, posee unos ideólogos, personas que discurren la idea y luego la ejecutan. En este proyecto hay una cabeza visible, que se ha empeñado en estos años en llevar a cabo una locura, que como muchas de las que en el mundo han sido, es una bendición para quienes les toca de cerca y recogen sus frutos. Su nombre es Fernando Correa, un tipo con mirada avispada, para más señas presidente de la Gimnástica Segoviana –otra locura entrañable– y que despierta una corriente de simpatía que lleva a los demás a decir aquello de ‘vamos a ayudar a este tipo’. Sé que no se dedica a la política –así me lo ha dicho– porque ha de atender sus empresas, que para él es su responsabilidad, aunque sí lo hiciera seguro que cumpliría un buen papel por capacidad y actitud.
Y decía que algunos recogen lo que corre y vuela Correa y el extraordinario voluntarismo que le rodea y, como casi siempre en Segovia, unos de los más beneficiados son los hosteleros. Los hoteles están llenos y la ocupación es prácticamente derivada en su totalidad de este acontecimiento deportivo. Así lo confesaba Juan Pablo Zahonero, director del hotel Los Arcos, durante la presentación este lunes de la Semana gastronómica de Cuaresma. Otros establecimientos incluso abren hoy, aunque no lo hagan los domingos, como el histórico Tropical de la Calle Real, un clásico fundado en los años 30 y que va por la tercera generación, con los hermanos Paco y Carlos al frente. Eso acredita que la media maratón es una de las mejores acciones turísticas de las numerosas que cada año jalonan la vida segoviana.
Para explicar esto y los detalles de la prueba, una gala de presentación el lunes en el restaurante Convento de Mínimos reunió a media ciudad. Un robot llamado Orson, con su ‘padre’ Néstor Fernández de la empresa Trackter, ayudó a Carlos Fuentetaja con la palabra, y a Alfonso Asenjo, con el sonido, en un acto cuando menos original. Allí estaba para seguirlo el alcalde, Pedro Arahuetes, con varios concejales, que tienen la cabeza ya muy puesta en las elecciones. De la Junta, el delegado territorial, Luciano Municio, estuvo acompañado por el jefe de Cultura y Turismo de la Administración regional, Juan José Martín, como Fernando Correa lo estuvo de muchos amigos y esa legión de colaboradores altruistas.
La sorpresa de la noche fue el homenaje a Heliodoro Albarrán, una persona muy vinculada al deporte durante muchos años a través de Caja Segovia y que ahora se jubila de su trabajo en la entidad de ahorro. Le acompañó el director de la Obra Social, Malaquías del Pozo, una persona también con un gusto especial por las actividades deportivas y también con inclinación por quienes se embarcan en aventuras como la media maratón, esa que ha llenado la ciudad en el primer domingo de una primavera que, a pesar de lo de hoy, se prevé más política que deportiva.