>

Blogs

Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

Cómo ha cambiado el cuento

Repetían hasta la saciedad desde el PP, a finales del año pasado, que la izquierda iba a tardar en sacar a la gente a la calle ‘cerocomauno’ y que en menos que canta un gallo las ciudades españolas se llenarían de manifestantes con sus perros y sus flautas, calle arriba y calle abajo. En el guión anticipado de esta película no se equivocaban en que la calle iba a ser escenario político, pero erraban en los actores: no solo están los jóvenes de los canes –imprescindibles en cualquier protesta que se precie–, sino que se han apuntado al asunto personas de todo tipo, idelogía y condición, gente como usted y como yo, hartos de los continuos hachazos al poder adquisitivo y al estado del bienestar, ese del que hemos gozado y al que al parecer no teníamos derecho por nuestra exigua cuenta corriente, porque hemos sobreactuado por encima de nuestras posibilidades.
Y efectivamente las manifestaciones son ahora para todos los públicos. La comprobación del perfil amplio y heterogéneo de quienes participan en las protestas se ha podido verificar esta semana. Lejos parecen quedar los rasgos utópicos, juveniles y con una ideología que sospecho que no es conservadora de los protagonistas del 15-M; aquí todo el mundo se ha echado al monte y conviven detrás de la pancarta desde el clásico sindicalista de banderita, megáfono y consignas reiterativas y anacrónicas, hasta médicos, profesores, policías y funcionarios varios y a quienes se agregan un elenco de profesionales dispar, entre los que hay quienes han vivido y viven del sablazo que ahora afean a las administraciones. Pero estos últimos, que seguro en alguno están pensando, son una minoría con nombre y apellidos que excuso decirles para evitarme el juzgado. Piensen, piensen mal y acertarán.
Cómo ha cambiado el cuento pues; del grito de ‘obrero despedido, patrón colgao’ o del más dulce ‘nos nos mires, únete’ hemos transitado a lemas modernos y aptos para ese variopinto mundo de los nuevos manifestantes. Algunos divertidos, otros inquietantes como el que coreaban, al menos en Segovia, un grupo, que recorrió buena parte del trayecto con este aviso: ‘se va a acabar la paz social’. Y cierto parece ese augurio, porque es tal el número de descontentos que la tranquilidad de la que hemos disfrutado en los últimos años, sin grandes convulsiones sociales, ahora pende de un hilo tan fino y delicado que puede quebrarse con un mínima vuelta de tuerca más.
Supongo que el mes de agosto –siempre tan inhábil como los sucesivos gobiernos– aplacará algo el quejido del pueblo para dirigirnos a ese topicazo sindical y periodístico de un otoño caliente y concluir en la Navidad más triste para el bolsillo jamás imaginada. Vaya panorama. Ya estoy viendo la campaña de organizaciones sociales: siente a un funcionario en su mesa, en lugar del clásico pobre. Un cambio de comensal inédito y que reconcilia al español con los inventores del ‘vuelva usted mañana’, tantas veces ridiculizados. Para algo ha de servir la crisis, al menos para que nos apiademos de quienes, metidos en sus ventanillas, han jugado con nuestra paciencia en muchas ocasiones.
Como ven el cuento ha cambiado de una manera prodigiosa. Aún lo hará más en el temido mes doce del año doce, cuando el empobrecido funcionario, sin su paga extra y con el alma partida, se dirija a su hijo para desvelarle: «Los reyes son los padres». Entonces el chaval, espabilado él, le contestará: «Ah ¿pero los reyes son funcionarios? Pues si que hacen magia para comprar tantos regalos».

Temas

Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


julio 2012
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031