Y sin embargo se mueve, cuentan que susurró Galileo ante el tribunal de la Inquisición cuando le juzgaban por decir que la tierra giraba alrededor del sol. Se veía quemado y se retractó. Humano, claro, que de valientes están las hogueras llenas. Pues Segovia se mueve, a pesar de la teoría convencional que indica que todo está parado y esto es una catástrofe económica y social. Sí, cierto, parecemos detenidos en el espacio y en el tiempo y sin embargo algo se mueve en esta Segovia siempre tan tradicional y tan estática.
Alimento esta percepción desde principios de año, quizá más llevado por el deseo de que ocurra y salgamos de este atolladero que por datos objetivos. Y aunque piense que la realidad es tozuda y esto es un desastre, los últimos acontecimientos apoyan la teoría de que algo se mueve. Sí, se ha movido un asunto enquistado, algo que considerábamos entelequia y que ahora toma forma: el palacio de congresos. Un puntazo, un pelotazo en el buen sentido del término, si es que lo tiene. Un edificio histórico que se rehabilita, al lado de la estación del Ave, en un entorno privilegiado. Lo tiene todo para triunfar. Y ya lo ha logrado, al elegir instalarlo insertado en un proyecto que agonizaba. Matan de esta forma dos pájaros de un tiro, porque se da un espaldarazo a la renqueante Segovia 21 y se cumple la reivindación de contar con un recinto demandado por las posibilidades de esta ciudad y de esta provincia para atraer este tipo de visitantes, que no son turistas al uso, sino que vienen a trabajar y no a pasear por nuestras pintorescas calles. Que lo hubiera en casi todas partes y no en Segovia parece increíble de digerir, si tenemos en cuenta nuestras condiciones: cercanía a Madrid y comunicaciones de primer nivel.
Hecho el anuncio ahora vendrán las tortas para construirlo, para hincar el diente en esa apetecible veintena de millones de euros que llegan para la instalación. Y eso también es bueno ya que permitirá reanimar el enfermo terminal que es la construcción. Como lo hará la aprobación en breve del plan urbanístico del casco histórico, después de tres decenios entumecido y siendo testigo de la sangría de vecinos. De parque temático a zona con vida, puede ser su destino, seguro que tras un camino áspero y duro, de esos por los que tanto nos gusta transitar y aún más cuando hablamos de patrimonio.
Ya ven que algo se mueve para que, a corto plazo, el movimiento se torne en velocidad de crucero sin marcha atrás. Como se mueve también la política con esa plataforma dentro del PSOE. Socialismo y Ciudadanía es el nombre de este Suresnes segoviano, que pretende cambiar el rumbo del viejo partido. Entonces fue el clan de la tortilla –ese en el que estaban Felipe González y compañía hace ya 40 años– y ahora quizá termine denominándose el del cochinillo. Todo es posible hasta que la ciudad pase a la historia de la política nacional.
Sucedidos que, como les decía, sustentan la teoría de que, a pesar de los pesares y de la grosera situación que padecemos, sin embargo Segovia se mueve. Ahora solo falta esperar que el movimiento sea firme y que la santa inquisición de la que algunos son herederos no nos oiga decir que esto se mueve y retrocedamos para volver a estar calladitos y quietecitos que así estamos más guapos y cómodos.