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Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

Las cuentas y los cuentos

Hay herencias, como amores, que matan. Hay legados que es preferible que no te correspondan, porque en lugar de arreglarte la vida puede complicártela hasta unos límites insospechados. Eso debe estar pensando la alcaldesa de Segovia que al abrir el testamento de su predecesor se ha encontrado que las deudas, como nos pasa a casi todos, superan a los bienes. Cierto es que la regidora conocía la situación desfavorable al Ayuntamiento en varios pleitos pendientes, aunque ahora así, como un gran bofetón de miles y miles de euros, le consta el asunto con toda su crudeza.
Presumía Arahuetes, el anterior inquilino de la Casa Consistorial y autor de este legado, de su habilidad para ganar litigios judiciales. Ufano él, hablaba de un porcentaje del 80% de resoluciones favorables para el Consistorio que presidía y de lo que eso suponía para el bien de las arcas municipales. Sin embargo, excusaba valorar los pleitos que perdía, que eran los menos, pero los de mayor cuantía. Un cuento de hadas que relataba una y otra vez para contrarrestar a esos monstruos de ciudadanos que tenían la fea costumbre de reclamar al Ayuntamiento por nimiedades de millones de euros, por un quítame allá esas pajas urbanísticas.
Un disparate lo que ahora tendrá que abonar el Ayuntamiento, obviamente con el dinero de todos los que aquí habitamos y que pone en el disparadero las cuentas municipales, que ya no son tan bonitas como los cuentos de gran vencedor en mil y una batallas en los tribunales. Y usted como yo se hará la pregunta del millón –de euros, claro– de cómo afectará esto a nuestros bolsillos, a esos que pagan esta fiesta. Los herederos en la gestión, los causahabientes, se apresuran a decir que la situación no afectará a la fiscalidad municipal. Que no nos van a subir las tasas, impuestos y demás para hacer frente a ese agujero. Que este Ayuntamiento tiene salero y parné para dar y tomar sin que se desequilibre el sagrado presupuesto.
La maldición de que tengas pleitos y los ganes le ha dado de lleno al anterior alcalde. Con el cuento de vencer en muchos litigios, en una especie de ludopatía judicial, se emocionó tanto que dejó de lado otra máxima del gremio: más vale un mal acuerdo que un buen pleito. Quien haya estado inmerso en un proceso judicial –que supongo somos casi todos –, lo sabe bien y escarmentado, gane o pierda, no suele repetir y menos tener como vicio el pleitear. Me imagino que los ciudadanos de estas disputas cuyas consecuencias  ahora amenazan las cuentas municipales habrán querido llegar a un arreglo antes que litigar, pero mucho me temo que a la otra parte le pudo el gusto por subirse a los estrados y el placer de ver que sus documentos están entre los miles de legajos que ocupan las sedes judiciales. Pura perdición.
Una herencia pues que, por fortuna, no parece genética, ligada al cargo. La alcaldesa creo que no posee ese vicio por acudir a los tribunales, aunque va a tener que cogerle al menos algo de gustillo al asunto porque sospecho que se lo va encontrar encima de su mesa una y otra vez. Y también habrá de buscar una solución para que quien le suceda en su día, sea cuando sea, no se tope con una herencia traicionera y, sobre todo, tan cara, carísima. Que para esto es preferible no heredar y virgencita que me quede como estoy.

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Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


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