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Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

500 días con sus noches

Cien días como cien soles, más unos cuatrocientos en el mandato anterior. Total y con redondeo: medio millar de jornadas. Eso es lo que lleva Clara Luquero como alcaldesa, la única que ha habido en esta ciudad donde se canta a la mujer segoviana pero se le cerraban las puertas de ciertos oficios, como en todas partes. Hasta ahora, claro, porque el equipo de Gobierno es más femenino que masculino y en dos de los cuatro grupos de la oposición mandan también las mujeres.
500 días con sus noches lleva Clara al frente de esta ciudad tan guerrera, como dice su himno, y tan santa, como también reza la letra. Un tiempo en el que parecemos disfrutar de una pax romana, esa a la que nunca accedió a sumarse Arahuetes que, como los galos de la pequeña aldea, exhibió su carácter irreductible. Con su sucesora llegó una calma a la que precedió una tempestad permanente, con barcos tocados o hundidos y con la percepción generalizada de que en Segovia éramos una pieza que no encajábamos en el puzzle regional, una piedra suelta del Acueducto o una losa desencajada de la Catedral.
500 días con sus noches con el bastón de mando en sus manos para intentar que reine la tranquilidad. Un objetivo que ¡por tutatis! algunos galos trataron de impedir los primeros cuatrocientos días, esos que coincidieron con el final del mandato anterior. Entonces Clara sustituyó a Pedro, que tutelaba desde la distancia, que se fue sin irse y que, con el rabillo del ojo, miraba hacia atrás en busca de quienes le habían hecho tropezar en la que parecía aún una más larga carrera política. Como un apoderado desde el callejón veía los toros sin arriesgar, mientras su pupila se encomendaba a la Fuencisla para que terminara de una vez el mandato.
500 días con sus noches con la vara de alcaldesa, aunque solo hablemos de los cien últimos, esos que son suyos y solo suyos, con el equipo de gobierno hecho por ella a su medida. Los anteriores días parece querer borrarlos para iniciar un etapa que pretende diáfana con un programa que ha llamado –muy a la moda de la nueva comunicación–, ‘100 días, 100 acciones’. Dichoso y venturoso centenar, en el que cabe casi todo, desde proyectos culturales que son en su mayoría planificaciones a asuntos más tangibles como la petición a otra administración de paralización del incremento del valor catastral.
Un centenar de iniciativas en las que, además de algunas que son simples estudios, hay otras de esas que levantan ampollas. Como la carga y descarga, cuyo horario ha sido objeto de interminables discusiones y que, al final, se quedará en las 10 de la mañana como tope. Una hora antes a la que tendrán que irse los vehículos que atestan las calles peatonales en un peculiar rally al que asistimos de buena mañana segovianos y turistas con bastante paciencia y resignación.
500 días con sus noches, en los que en los cien más cercanos, los de este mandato, cabe de todo. Hasta un video para promocionar el turismo deportivo, ese que falta por explotar. Porque el maridaje monumentos-gastronomía es un clásico, que si la alcaldesa no lo ha incluido en el centenar de medidas es porque presentarlo como algo nuevo no se lo hubieran tragado ni esos «novatos» de la oposición, como así, con cariño maternal, ha calificado a sus contrarios en el salón de plenos.

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Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


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