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Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

No es un lunes cualquiera

Contaba a mis hijas mellizas hace ya un tiempo, cuando eran gente menuda de verdad, un cuento que no era tal, pero que ellas y yo así lo considerábamos. En realidad era una simple pregunta que adornaba para vestirlo como una narración. Les decía que cuál era el mejor día de la semana y como pueden imaginarse ellas respondían el viernes o el sábado o, incluso, el domingo, por aquello de no estar en el adorado colegio. Mi respuesta era el lunes, ante lo que mostraban cara de extrañeza y expresaban su recelo. «Es el peor día», me espetaban con extrema seguridad al tiempo que cuestionaban mi elección y lanzaban el clásico infantil: «¿Por qué?».
Entonces me armaba de valor y daba mi argumento: «Pues porque es el día más alejado del siguiente lunes». Su expresión era aún más de incredulidad. «Queda así mucho para el peor día, que es el lunes», insistía ante sus ojos abiertos como platos y su actitud de búsqueda  del engaño que, al final, no hallaban porque se fiaban de su padre, supongo, aunque no se lo recomiendo. Hoy, adolescentes, me lo recuerdan y tratan de explicárselo a sus amigos, esos seres que se han convertido en más importantes que yo para sus vidas, algo que duele pero es imposible evitar. Los lunes y, mucho me temo, el resto de la semana su referencia es la pandilla.
Y ya que mi tiempo con ellas cada vez está más tasado y además conocen mi teoría, aprovecho esta tribuna y que ustedes no pueden darme esquinazo para contarles que mañana, lunes, va a ser, créanme, el mejor día de la semana. Pero no solo por mi teoría de que es el más lejano al próximo lunes, sino porque no es un lunes cualquiera. Pónganse en situación: por la mañana hablaremos de política y por la tarde, de fútbol. Y entre medias, disfrutaremos de las fiestas y su horario laboral–para el que lo tenga– más corto y menos exigente que de costumbre. Un lunes, como pueden ver, distinto.
Respecto a la política estaremos vaya a usted a saber con qué análisis y con qué ánimo si las elecciones de hoy no han servido para variar las circunstancias. Todos pendientes de las turbulentas relaciones entre los cuatro jinetes que pretenden guiarnos, mientras se oscurece nuestro futuro. Nos encontraremos con  la sensación de estar viviendo de nuevo el día de la marmota o la reposición de una serie de televisión que parece no tener fin. O puede que entre su voto y el mío hayamos deshecho lo suficiente la madeja para que haya un hilo de esperanza y de amplitud de miras.
Entre pacto y pacto se nos habrá escapado la mañana del lunes, del mejor día de la semana. Y pasaremos a la tarde, al meollo, al bendito fútbol patrio. Un España-Italia para continuar con las emociones recias. Delante de la televisión estaremos unos cuantos millones, bastantes más que los que esta noche seguiremos las andanzas de nuestros entrañables políticos. Es el fútbol, ya saben: la más importante de todas las cosas que no tienen importancia.
No será un lunes cualquiera, convénzanse. Será el mejor día de la semana, seguro. Pero llegará el martes y después de tanta intensidad previa quizá sintamos un vacío y ganas de salir en estampida. Mas no se aflijan porque ya quedará menos para el siguiente lunes, ese en el que espero veamos una luz, aunque sea tenue, al final de este túnel de la incertidumbre. Y así el lunes volverá a ser el mejor día.

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Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


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