>

Blogs

Jaime Rojas

La canaleja, crónica social de Segovia

Todas Las Edades de Cuéllar

Los políticos también dan alegrías. Muy de vez en cuando, tampoco se confíen. Y esta semana hemos vivido uno de esos días tan difícil de encontrar, en el que oyes algo distinto de su boca que no sean lugares comunes, expresiones defensivas o pataditas al diccionario. Esta vez sí es diferente y, además, una buena noticia: Las Edades del Hombre, esa máquina de generar turismo y, por tanto, riqueza, recalará el año próximo en Cuéllar.
En esta ocasión no nos han vendido una fruslería, una baratija de todo a cien, sino que nos han dado el premio gordo a una provincia que por no haber no hay ni pokémons. Olvidados y ahora de nuevo recordados gracias a una exposición de arte sacro que es una bendición, y nunca mejor dicho, para toda una comarca que lo ha pasado mal y que parece remontar poco a poco el vuelo. Y esta designación tan divina es el empujón que necesitaba una tierra histórica en la que las olas son pinos para mover el mar de pinares. Las Edades puede que abra esas aguas metafóricas para que vuelva a pasar la prosperidad.
Y me alegro por Cuéllar y todos los cuellaranos y por su Comunidad de Villa y Tierra y sus sexmos; también es un placer que estén tan contentos Jesús, su alcalde, y sus concejalas del ramo, Nuria y Sonia, amén de toda la corporación, que tanto lo ha peleado y, supongo, que lo ha rezado, que en estas cosas es bueno pedir la mediación del más allá. Igualmente es una satisfacción enorme por los negocios de la villa y comarca, sobre todo por sus bares y restaurantes, muchos y buenos, que les ha venido Dios a ver y, de nuevo, nunca mejor traído.
Mi alegría también por Juanjo y Rocío, que tienen un albergue, o por mi compañero de fatigas y de trabajo, Félix, enamorado de Cuéllar y que ya lo estoy viendo como cambia esa camiseta del Real Madrid por una con los colores de Las Edades, que seguro alguien produce. Y, por supuesto, por mi amigo Machín que va a presumir de pueblo por el mundo oriental y otros por los que se mueve. Miren por donde que también me alegro por mí mismo, que de allí eran mis antepasados, los Rojas, que cuentan los libros conquistaron América. Y ya miraré el antiguo palacio familiar, ahora sede de los juzgados, con ojos de orgullo, como leeré los versos de la poetisa Alfonsa de la Torre, pariente y cuellarana ilustre. Me acordaré también de Ángel y Javier, amigos que por asuntos del destino desde hace lustros son profesores en el instituto del castillo y ya muy cuellaranos.
Mi alegría es extensiva, ya ven, por familiares que ahora serían más que centenarios y por amigos de ahora. Sin embargo, nada comparable con la dicha que me produce que la villa adquiera notoriedad por algo diferente a los toros, a sus encierros, los más antiguos de España. Es una satisfacción para que algunos no sean tan memos de simplificar las cosas como se hace con Tordesillas. Aquí no existen ciudades o pueblos taurinos o no, en una división estúpida, sino lo que hay son gentes que quieren que prospere su localidad ya sea con la resina de los pinos, el arte mudéjar o los encierros.
Son todas Las Edades de Cuéllar, humanas o divinas; de este mundo o de otro; de la realidad de nuestros antepasados o de la del siglo XXI. Y como las bulas que seguro se mostrarán en la exposición, por favor, que me presten alguna contra los aguafiestas.

Temas

Sobre el autor

Jaime Rojas, delegado de El Norte de Castilla en Segovia, nos contará, todos los domingos, la crónica social de Segovia, capital y provincia.


julio 2016
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031