A uno se le quitan las ganas de vivir al leer ciertos asuntos que suceden en Segovia. Aparte de la despoblación o el turismo desbocado, temas menores si me apuran, hay cosas que nos amargan la existencia y nos definen como sociedad aletargada, austera y poco dada a la alegría, esos topicazos que acosan en la vieja Castilla.
Quienes crean que somos así de severos se habrán armado de razones cuando hayan leído, como me ha pasado a mí, que Segovia es la única provincia sin aspirante a Miss España. Nos hemos quedado solos y sin representación en tan noble concurso lo que, convendrán conmigo, es una contrariedad y más si tenemos en cuenta que, según la organización, ahora «la cultura es lo más importante de este certamen».
Busco las razones del inintencionado desaire y se me ocurren varias. Una que lo de cultural no lo han comunicado bien, porque en eso Segovia tiene un caché superior a la mayoría de provincias. Y la otra, que en esta anunciada reinvención del concurso piden pruebas físicas, que incluye un triatlón, algo poco apetecible.
Segovia se ha quedado compuesta y sin aspirante a miss. Pero es una situación eventual y aún hay plazo para inscribirse. Sin embargo, me temo que será difícil por uno de esos temas menores de los que hablaba: con la creciente despoblación apenas quedan candidatas. Solo se me ocurre convencer a una turista china y que se haga pasar por segoviana. Los chinos también son de cultura milenaria y, además, son muchos.