Esta casa no se fía han colgado en las paredes de la encuesta al comercio segoviano. Desconfía de los estrenados gobiernos municipal y autonómico, aunque aquel es una prolongación de los anteriores y este, un lavado de cara para que al final continúen los mismos desde hace tres decenios.
Pero a los comerciantes poco les importa que las instituciones sean los mismos galgos con distintos collares, ni que les prometan un mundo feliz en el que los consumidores estén atados a la pata de la cama segoviana y no huyan a Madrid a hacer sus compras. Ellos se escaman con los sospechosos habituales en asuntos de compromiso con el comercio, donde les han hecho ofertas de dos por uno que se convirtieron en uno por dos.
Y si entra en la naturaleza humana más primaria recelar de los políticos, en Segovia restar importancia a la llegada de turistas ya resulta más extraño. Una amplia mayoría de los comerciantes asegura en el sondeo que los visitantes pasan de largo de sus escaparates o con los ojos semicerrados –los orientales, supongo– y que no venden más, que la masa que viene descarta salirse de su agenda gastronómica y patrimonial.
Pero como el dicho completo y tan repetido en establecimientos al público es que hoy no se fía, mañana sí, es probable que, si se cumple, el comercio inicie un idilio con políticos y turistas y donde mostraron desconfianza nazca el amor. Desde luego, no te puedes fiar y menos de las encuestas.