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EL PSOE regional llega hoy a su XI Congreso hecho unos zorros. Así dicho, de forma tan clara, puede parecer un exabrupto. Pero nada más lejos. Es la constatación de lo que ha venido sucediendo en el PSOE de Castilla y León desde el 28 de mayo del año pasado, justo el día después de las elecciones autonómicas en las que el PP de Herrera revalidó la mayoría absoluta. Esa agonía se ha alargado tanto, tanto, que ha habido momentos en la actualidad política regional en los que el PSOE ni ha estado y, lo que es peor, ni se le ha esperado.
El secretario general saliente, Ángel Villalba, presentará hoy su informe de gestión y pasará a la historia socialista. La gran pregunta es: ¿Es él el responsable de que el PSOE regional llegue al congreso en esa situación? Puede decirse que es el más visible, pero cargarle las culpas a él solo es tan injusto como no reconocerle que al menos con él como cartel electoral los socialistas han obtenido el mejor resultado autonómico. He ahí una de las grandes tragedias de este partido: prescinde de quien mejor le hizo quedar en las urnas; eso sí, perdió.
Pero no es toda la culpa de Villalba. ¿Dónde han estado los secretarios ejecutivos regioanles? Un repaso por los sectores de actividad más pegados a las necesidades ciudadanas arroja un panorama desolador para el primer partido de la oposición. En el sector sanitario, la oposición a la política de la Junta está en manos sindicales; no digamos en el educativo, donde además se añaden unas asociaciones de padres muy activas; en el sector del empleo, más de lo mismo, los dos grandes sindicatos marcan el ritmo de las políticas frente al Ejecutivo,… Excepciones, como en el sector agrario o en el medioambiental, salvan levemente la presencia social de una formación política que tiene mucho terreno que recuperar si, de verdad, quiere construir una alternativa al Partido Popular.
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