Exceptuando la Consejería de Economía, donde el estado anímico está por los suelos después del portazo de UGT al Grupo Cajas de Castilla y León, el Ejecutivo de Juan Vicente Herrera no sólo no se ha sentido afectado por la negativa ugetista, sino que ha cogido bríos. Que UGT no quiere firmar, que no firme, dijo ayer en castellano castizo el portavoz de la Junta. Eso sí, sin descuidar un guiño a Agustín Prieto y demás ugetistas para que vuelvan a la mesa de negociación. Pero que deciden no volver, eso no va a ningunear el resultado.
De cara a la galería, las declaraciones del portavoz ayer, después del Consejo de Gobierno, eran obligadas, tanto en la forma como en el fondo. Dejando al margen los silencios de la noche del miércoles en la Consejería de Economía, el presidente necesitaba ayer transmitir un mensaje contundente. Sobre todo por el efecto de contagio que pudiera llegar a tener la actitud de UGT, que es lo que verdaderamente preocupó en el Gobierno regional las horas siguientes a la salida del sindicato ugetista.
Sin embargo, en el sector financiero regional algo ha cambiado desde que tanto el presidente Herrera como el líder socialista, Óscar López, no se han movido ni un milímetro de su férrea posición para unir los negocios e inversiones de las seis cajas. Por dónde salga el asunto es pronto para vaticinarlo, pero no parece que vaya a tardar en conocerse: será justo cuando terminen las seis cajas de dar a conocer sus resultados del 2008. Ahí cobrará toda su dimensión aquella frase del portavoz de la Junta, hace unas semanas: «El Grupo Cajas saldrá adelante sí o sí».
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