O enderezan la situación, o se va al garete el prestigio del CES como órgano consultivo y «foro permanente y estable de participación y diálogo de los agentes económicos y sociales en la toma de decisiones de la política económica y sociolaboral».Desde hace días se sabe –y las fuentes que confirman que así ha sido son de las que en los medios de comunicación calificamos como dignas de todo crédito– que desde el Gobierno autonómico han vuelto a sugerir que no coincida el pleno del CES que aprueba el informe anual sobre la situación socioeconómica de Castilla y León y el pleno de las Cortes que debate sobre el estado de la Comunidad. En éste, se suele analizar el último año del Gobierno regional y arranca con un informe del presidente de la Junta con su análisis sobre cómo se encuentra Castilla y León y cómo ha incidido su gestión.
En el informe del CES se recogen las impresiones de los agentes sociales y económicos sobre cómo se encuentra la comunidad, basándose en datos de distintas fuentes oficiales.
Este segundo se parece al primero en el blanco de los folios. Únicamente. Por eso el interés del partido gobernante en que no salga el informe del CES antes del debate de la comunidad en las Cortes, para que lo que dice el órgano consultivo no sea utilizado en contra del presidente y su gobierno. Lo malo de esto, es que al aceptar el CES dicho aplazamiento pierde su quintaesencia. Es de los casos en los que la mujer del césar, además de ser honrada ha de parecerlo. Y con retrasar el informe quien más pierde es el propio CES. Allá él.