Pese a que faltan 447 días para las municipales y autonómicas, la batalla electoral se libra ya

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Los partidos llevan tiempo (más del que parece) preparando sus equipos y estrategias para la batalla electoral del 2011. Y, a pesar de que faltan 447 días para las elecciones municipales y autonómicas, esa batalla lleva librándose unos meses. Son varios los interrogantes que, en algunos casos, incluso atormentan a los líderes políticos: si el PP revalidará mayoría absoluta en la comunidad y en la capital vallisoletana, si el PSOE mantendrá sus feudos de Palencia, Segovia y Soria; cómo será el futuro si algunos históricos (léase Lanzarote o Aparicio) decidiesen no encabezar sus respectivas listas; a quién presentarán los populares en León (¿dará el paso al frente Isabel Carrasco?) y si serán capaces los socialistas de evitar el efecto arrastre de Zapatero. Un inciso; cómo ha cambiado el panorama y cómo pesan en el ánimo socialista los más de cuatro millones de parados que algunos hasta tienen miedo de que la Alcaldía leonesa pueda pasar a manos populares precisamente por culpa de Zapatero. De héroe, a villano, y por obra y gracia de los propios; si el presidente escuchara lo que dicen algunos de los suyos, se cambiaba de partido?
Pues a pesar de la cantidad de interrogantes y de escenarios, el de la capital vallisoletana vuelve una vez más a convertirse en el epicentro preelectoral. La batalla de Valladolid, con todas las connotaciones que encierra.
Que el alcalde, Javier León de la Riva, repetirá de candidato está más qué seguro. No obstante, cómo es la política. Las zancadillas que le pusieron a Javier León desde dentro de su partido en anteriores convocatorias, cuando había otro equipo al frente del aparato provincial, y cómo ahora es el propio aparato provincial el que tiene los dedos cruzados y la respiración contenida a la espera de que se oficialice la confirmación de que Javier León volverá a ser el cartel popular. Para los socialistas es el peor de los escenarios, el peor. Por eso se afanan en buscar una cabeza de cartel que pueda concitar los suficientes apoyos en las urnas y después para recuperar el bastón de mando vallisoletano. La dirección regional del PSOE sabe que sin Valladolid no gana en Castilla y León. Necesita los votos, no ya por la Alcaldía, que también, sino por el efecto arrastre para las autonómicas. En la provincia vallisoletana se juegan 15 procuradores; los populares tienen 8, y los socialistas, 7. Pero éstos el último lo consiguieron por unas decenas de sufragios, decenas. Y el resultado de UPyD, el partido de Rosa Díez: en las pasadas generales, menos de un año después de las anteriores elecciones generales, logró en Valladolid en su primera presentación 6.823 votos, lo que le aupó al cuarto lugar, a algo menos de tres mil de Izquierda Unida, tercera fuerza, de momento, en la capital.
Lo de Rosa Díez es para empezar a estudiar. Entre populares y socialistas le están haciendo media campaña con sus dudas y temores sobre el daño en votos que puede provocarles. Tiene que estar felicísima la ex dirigente del PSOE. Los socialistas temen que acapare el descontento del electorado de centro izquierda contra Zapatero; los populares, que pueda captar algunos votos en sus caladeros naturales que les impida, no ya llegar a obtener el edil número 16 en Valladolid, sino que incluso haga tambalear los cimientos en los que se asienta el número 15.
¿Cómo pulsar el estado de ánimo de los votantes? Sólo existe una forma, las encuestas. Pues bien, desde hace meses circula en todos los cenáculos, restaurantes con asidua clientela política y círculos de debate que se precien el contenido de una encuesta que hizo el PSOE? ¡regional! para saber por dónde se estaban moviendo las cosas en la capital vallisoletana. La encuesta se elaboró en otoño, con lo cual sólo vale ahora como “herramienta de trabajo” que, si hay que creerlo, es el objetivo que inspiró a Óscar López, para encargarla. Sí, sí, han leído bien, Óscar López, y no la dirección vallisoletana del PSOE, alguno de cuyos máximos dirigentes tuvieron noticias de que se estaba haciendo esa encuesta cuando se lo comunicó algún dirigente popular con el que mantienen buena amistad. Vivir para ver, paradojas de la política, el PP diciendo al PSOE que este partido está haciendo una encuesta.
En las filas del PSOE preguntaba por Óscar Puente (presidente del grupo municipal), Cecilio Vadillo (subdelegado del Gobierno) y Antonio Gato, presidente de la CHD. De los tres, el más conocido Vadillo. Preguntaba por el propio Óscar López, por Ana Redondo… Por cierto, la encuesta (dicen quienes la conocen) da un nivel de conocimiento espontáneo (“¿sabe usted cómo se llama…?”) del 20% a López y “sólo” del 50% a Juan Vicente Herrera Herrera pese a los 9 años de presidente, que cumple el próximo día 19. También preguntaba por dirigentes del PP como Ramiro Ruiz, Tomás Villanueva y Javier León. Del alcalde arroja lo que los expertos en encuestas llaman “valoración extrema”: nota muy alta entre votantes de derechas, nota muy baja entre los de izquierda.
Fueron 2.000 entrevistas, telefónicas, y más allá de confirmar la hegemonía del PP en la capital vallisoletana, la encuesta sirvió para evidenciar que el electorado de Izquierda Unida parece que resurge y que se confirma lo que en el ámbito estatal está siendo una realidad: lejos de hundirse más, la coalición de izquierdas evoluciona favorablemente. Conclusión: Valladolid “es alcanzable”, según la encuesta de López.
Pero cuando se hizo esta encuesta no había más de cuatro millones de parados en España como ahora. Por eso, con la que está cayendo, la encuesta socialista ha dejado de ser creíble. Pero está guardada bajo siete llaves en un cajón de la sede regional. Y quienes lo han visto aseguran que Óscar López la repasa muchas veces. Muchas más, muchas, de lo que algunos de sus compañeros de partido desearían.