J. I. FOCES
El de ayer es el segundo aviso que da el líder socialista, Óscar López, respecto a que no va a firmar un acuerdo sobre la Agenda de Población que ha propuesto Herrera, cuyo gobierno sigue negociando con 50 colectivos y asociaciones para recoger sus propuestas. La iniciativa de ayer de López es potente: que Herrera retire esa agenda y la rehaga. Pero el argumento -¡otra vez!- de que la tiene que retirar porque ha puesto al frente de ella al consejero de la Presidencia es harto cansino. E, incluso, denota cierta dosis de ¿temor? frente a éste. No hay que olvidar que en la anterior Estrategia contra la Despoblación, del 2005, que fue negociada en las Cortes, el ahora consejero de la Presidencia era portavoz popular en la Cámara y robó, literalmente, la cartera a los socialistas al convencerles para que firmaran. De aquella manera les hizo corresponsables del resultado final; y, si éste fue un fracaso, (como de hecho fue, y hasta el propio Herrera lo reconoce al presentar esta nueva Agenda) en ese fracaso fue compañero de viaje el PSOE.
Sorprende la insistencia de López hacia este consejero y con este argumento para no querer firmar la nueva Agenda. Pero mejor sería que dijera que no va a firmarla, ni aunque la rehaga Herrera, y ya está; que ya hará él la suya cuando presida la Junta, porque es a lo que aspira, ¿no? Pero, claro, para el PSOE lo malo del plan de Herrera de negociar la Agenda con tantos colectivos es que va a quedar muy en evidencia quién se niegue a firmar…