Los dos presidentes que se reunieron ayer en Santiago de Compostela son a los que debe Mariano Rajoy su actual papel al frente del PP nacional. Y a los que el propio Partido Popular les debe no sólo la calma (que no paz) interna en la que vive sino el hecho de que aventaje en intención de voto al PSOE de Zapatero en España… ¡y en Andalucía!, algo esto último por lo que aún se están frotando los ojos no ya en el PP sino en el propio PSOE. Juan Vicente Herrera fue el artífice de aquel gran pacto de barones del PP que el 31 de mayo del 2008 cerró las puertas de la Presidencia nacional popular a Esperanza Aguirre o a alguno de sus delfines. Herrera convocó en Valladolid en vísperas del congreso nacional popular a todos aquellos dirigentes territoriales que no comulgaban con “la lideresa”, comenzando por él mismo, y que creían más en un proyecto político para los ciudadanos que para un dirigente. Estuvieron todos del lado de Rajoy, excepto la presidenta madrileña. Recientemente, fue Herrera el que tuvo que dar un golpe en la mesa para advertir al propio Mariano Rajoy de que bromas, las justas. Así se zanjaron en el PP nacional, también de golpe, las luchas internas por la Presidencia de Caja Madrid y se afianzó la alternativa Rodrigo Rato para la entidad de ahorro madrileña. Segundo portazo a Esperanza Aguirre y a sus pretensiones de influir en la política española a costa de Rajoy. Éste le debe al presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, la victoria con la que recuperó con mayoría absoluta el poder en la comunidad gallega que le habían arrebatado socialistas y nacionalistas del Bloque a Fraga. Aquella victoria, a la que tanto contribuyó personalmente el propio Rajoy, fue el bálsamo que ahora ha permitido al PP empezar a asomar la cabeza por delante del PSOE en las encuestas. Tímidamente, sí, pero como dice un influyente político de esta región lo importante de una encuesta es que tú vayas por delante. Por eso, con ser llamativo el acuerdo institucional de ayer, el meollo del encuentro estuvo en la hora que hablaron a solas los dos presidentes. No ha trascendido el contenido, pero no hay que estrujarse los sesos para saber que hablaron, y mucho, de las entretelas del PP.
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