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LA SEMANA MÁS NEGRA

LA SEMANA MÁS NEGRA

Muchos alcaldes y concejales socialistas han dejado estos días de entender a Zapatero

:: J. I. FOCES


VALLADOLID. La política municipal presenta en este momento esta fotografía: A un lado, los socialistas, cariacontecidos, despistados, muy despistados. Preocupados, muy preocupados. ¿Por qué hace esto Zapatero?, se preguntan; ¿por qué no nos ha informado, no nos ha dado las claves que le han llevado a tener que adoptar decisiones tan duras? Al otro, los populares, enfadados, muy enfadados. Y preocupados, también muy preocupados. ¿Después de esto, qué viene? ¿Cuándo van a parar las medidas de ajuste? Y en el medio, una masa de millones de ciudadanos atónitos. ¿Qué no nos están contando? ¿Cómo de mal está la cosa para que haya esos silencios y, tras ellos, esas medidas del Gobierno tan duras?
La semana no pudo empezar peor para miles de concejales y alcaldes que no daban crédito al Boletín Oficial del Estado. Lunes y con un BOE demoledor que prohibía a los ayuntamientos, a todos los ayuntamientos, pedir a partir de las 0 horas del martes 25 un préstamo a largo plazo durante el año y medio siguiente. Sueños destrozados, anuncio de promesas incumplidas? ¿Quién es el guapo que se presenta ante sus vecinos diciéndole que no podrá terminar tal o cual obra porque Zapatero ha dado varias vueltas de tuerca y prohíbe más endeudamiento?
Descontrol y despiste. Nunca dos palabras resumieron tan bien una sensación, la que tienen en estos momentos los cargos públicos municipales socialistas, aquéllos que tejen desde los pueblos la malla celular sobre la que se asienta el PSOE. «Es que nadie, ni desde la ejecutiva provincial ni desde la regional ni desde la federal, nos ha dado una explicación; nadie», aseguraba esta semana un miembro de la ejecutiva socialista de Castilla y León. «¿Cómo va a estar el alcalde de un pueblo? Pues ante este descontrol, completamente despistado».
Despistados y con los primeros síntomas de desencanto. «Te arriesgas a que te partan la cara por la calle», afirma otro regidor, quien con esta metáfora simboliza perfectamente el estado anímico en el que el BOE ha sumergido a centenares de cargos locales del PSOE que han mirado siempre a Zapatero como el auténtico adalid del gasto social. Habría 4 millones de parados, pero ahí estaba su Zapatero no hace más de un año prometiendo desde la tribuna del Congreso (repasen la hemeroteca del 12 de mayo del 2009) desde pizarras electrónicas y ordenadores personales para todos los alumnos de quinto de Primaria, hasta un fondo de 20.000 millones para una Ley de Economía Sostenible destinada a cambiar el modelo productivo de España, pasando por ayudas para la compra de coches. Un año después, esto no lo conoce nadie. Al revés, un año después, también el 12 de mayo, otro anuncio pero en sentido contrario. Y donde dije derechos sociales, digo ahora recorte brutal; y donde dije inversiones, digo ahora que de lo hablado nada; y donde dije ayudas, ahora tres agujeros más estrecho en cinto. ¡Cómo no van a estar despistados los alcaldes socialistas! Perciben descontrol donde antes les garantizaban tranquilidad. Uno de los responsables de la ejecutiva del PSOE que dirige Óscar López consultado esta semana da la clave de ese despiste: «¿Por qué el Gobierno de Zapatero no ha adoptado todas las medidas de ajuste de una sola vez? No sólo no lo ha hecho, sino que además de hacerlo por etapas resulta que da marcha atrás como mínimo una vez por cada una de ellas». No hay temperamento frío que lo aguante. Y menos en un alcalde.
Con “d” de desánimo…
Todo ello a un año de las elecciones municipales y autonómicas. Del descontrol al despiste, del despiste al desánimo y del desánimo a ese espacio, confuso para la mente donde los haya, en el que el desánimo se transforma en depresión. La pregunta ya ha empezado terriblemente a aparecer en más de un concejal: ¿Merece la pena seguir?
Una empresaria de las que no se achanta ante la adversidad, curtida en más de mil batallas para sacar adelante su negocio y un buen puñado de puestos de trabajo, explicaba esta semana dónde está la diferencia económica general que percibe ahora un ciudadano con respecto a sólo hace un año. Antes del verano del 2009, decía, la percepción era «de que se aguantaba en Castilla y León, de que la crisis golpeaba a las ciudades». Y como ciudades es lo que falta por aquí, la recesión no tenía las enormes dimensiones en esta comunidad que en otras con un medio urbano de mayor peso. «Pero ahora, un año después, la crisis ha llegado al medio rural». Junto a esto, esta empresaria añadía el miedo de muchos de sus compañeros de actividad a invertir y a contratar en un escenario, además, abocado a un año electoral, seguido de otro año electoral, dando por hecho que los tambores de adelanto electoral puedan dejar de sonar. «En España, cuando se huele a elecciones, se paraliza absolutamente todo», agregaba a modo de epitafio.
Cunde el desánimo en las filas socialistas. Nadie entiende los silencios de Zapatero. «Anda que si hubiese ido al mitin de Jaén el domingo pasado y el lunes leo el BOE? Es que es para darse de baja en el partido», comentaba un alcalde de población mediana hace unas horas, lamentándose de que Zapatero no hubiese hecho pedagogía en ese acto electoral del pasado domingo con sus alcaldes y concejales. «Pero, ¡cómo quieren en Ferraz que cerremos filas con algo que no nos explican! El padre que tiene un hijo con una minusvalía y está en el paro no va mañana a Ferraz a quejarse; sube a la Alcaldía, entra en mi despacho y me pide ayuda. ¿Qué le digo? ¿Que Zapatero me pide que recorte gastos sociales?», detallaba este cargo público municipal retratando así la España real, la del día a día, la que se levanta y se acuesta palpando cada minuto las consecuencias de la crisis. El oficio de vivir, como lo calificaba el gran Manuel Vázquez Montalbán, exige cada día más esfuerzo.
Eso sí, la semana negra ha permitido que aflore un político municipal, el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, que se ha convertido en una gran referencia para sus homólogos socialistas de muchos pueblos. Si no se cambia el decreto del BOE, «me pensaré volver a ser candidato». Ésa es la transformación mental que agradecieron gran cantidad de concejales del PSOE. Es su única arma: si me atenazan la capacidad de gestionar, que gestionen ellos, en referencia a los acomodados dirigentes de la sede federal socialista.
Ha sido una semana negra, muy negra para los alcaldes. Más negra que un tizón si además el regidor es socialista. Lo peor de todo, es que nadie les asegura que no vaya a haber más semanas como ésta. La foto fija de la política municipal transmite desolación anímica.

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Sobre el autor

J. I. Foces, jefe de área de El Norte de Castilla, expone aquí sus opiniones sobre nuestra región.


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