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La Espita

Geografía mágica

Septiembre pasado. Pregón de las fiestas de Palazuelo de Vedija. El alcalde, del PSOE, abre el acto con el saludo a los vecinos y a las autoridades presentes, encabezadas por el presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano. En un momento determinado, el regidor de Palazuelo lanza: «Ramiro, ¿qué va a ser de nosotros, los alcaldes de los pueblos pequeños, cuando dejes la Diputación?». Sin, ni mucho menos, pretenderlo, ese alcalde estaba proclamando la que, posiblemente, sea la frase que mejor resume el quehacer de Ramiro Ruiz Medrano en sus 16 años de presidente de la Diputación. Esa pregunta del regidor encierra toda la filosofía de vida que ha aplicado Ruiz Medrano a sus sucesivos mandatos al frente de la institución provincial. Más si se tiene en cuenta que quien la dice es un alcalde de distinto signo político al del presidente provincial.
Posiblemente, Ruiz Medrano sea hoy por hoy el vallisoletano que mejor conoce la provincia y sus gentes. Cabría pensar que no es mérito, dado que por su cargo estaría obligado a ello. Pero, sí, claro que es mérito, porque Ruiz Medrano conoce a las gentes de la provincia. Tiene, y eso se lo reconocen hasta sus adversarios más recalcitrantes, a los 225 alcaldes detrás de él. Y todo porque durante 16 años ha aplicado algo que en la cosa pública está reservado a unos pocos: la política del corazón. No hay un alcalde que no haya sido atendido por él cuando le ha necesitado. Desde los casos más peregrinos que pueda uno imaginarse hasta las situaciones verdaderamente comprometidas para un regidor.
Esa política del corazón le ha permitido a Ruiz Medrano descubrir lo que el periodista y escritor Carlos Blanco denomina «la geografía mágica» de la provincia. Porque una cosa es conocer Valladolid a través de sus carreteras y sus ayuntamientos, como estaría obligado por el cargo; y otra muy distinta, y enormemente mejor, hacerlo también «por los páramos y llanuras que contienen reliquias, fuentes maravillosas, árboles sagrados, enclaves templarios, cristos y vírgenes milagrosos», como recoge Blanco en la Guía Festiva de Valladolid que editó Ámbito en 1989.
Ahí radica el éxito de la forma de hacer política de Ruiz Medrano estos 16 años: mirar a las personas, ver detrás de cada alcalde y cada concejal a una persona, al margen de su ideología; ver que la institución que preside es más que una diputación, es el lugar al que los pueblos acuden para saber cómo salir de éste o aquel atolladero.
Por eso, el archivo íntimo de Ruiz Medrano, el de su memoria, está lleno de lo que el director del Museo de las Ferias de Medina del Campo, Antonio Sánchez del Barrio, define como «instantes fugaces atrapados al tiempo» a través de los cuales el presidente de la Diputación ha contribuido a impulsar el desarrollo de la provincia por el desarrollo de todos y cada uno de sus pueblos y, cuando no ha sido posible porque el pueblo ya se venía a menos, de la comarca. Y no ha olvidado ni una zona; si no que se lo digan a los terracampinos, por ejemplo, cuando decidió que el Museo del Pan tenía que estar ubicado en Mayorga, por mucho que más de uno de la Diputación piense que le mandan a misiones cuando le envían a la cuna de Santo Toribio Alonso de Mogrovejo.
Ruiz Medrano hará las maletas en mayo en la Diputación. Dentro se llevará un haber que pesa infinitamente más que el debe; de hecho, nadie (excepto aquellos adversarios políticos que no ven más allá de la propia ambición personal, que no partidista, lo cual les limita en exceso) le recordará los fallos que haya cometido. Julio Anguita dijo en una ocasión: «No quiero fe, quiero convencimiento». Convencidos deja a todos Ruiz Medrano de que ha marcado un estilo político propio que en la centenaria historia de la institución que ha presidido 16 años (17 cuando termine mandato) le situará siempre en los puestos de honor, aquellos que la política reserva a unos cuantos escogidos, los que con su quehacer ennoblecen el ya de por sí noble arte de servir al ciudadano.
(La pregunta del alcalde de Palazuelo cayó en su partido como un obús. La dirección socialista no salía de su asombro; hoy es el día en el que el regidor no sólo se ratifica en su pregunta sino que, también, sigue buscando respuesta. Tanto drama para el PSOE, como éxito para Ruiz Medrano).

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Sobre el autor

J. I. Foces, jefe de área de El Norte de Castilla, expone aquí sus opiniones sobre nuestra región.


agosto 2010
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