Tranquilo, reflexivo, calculador, pacificador, frío, cerebral, hermético y trabajador. Y además, joven, mediático, con pocas concesiones a la frivolidad (pamplinas, ni las justas) y con enorme capacidad dialéctica. Así es el prototipo del nuevo dirigente socialista de Castilla y León si atendemos a las cualidades que desgranó ayer el diputado segoviano Óscar López en su primera intervención como flamante líder.
Los más viejos del lugar se acordarán de que después de aquel congreso de Suresnes (Francia) que consagró a Felipe González como líder del PSOE, surgió una clase de dirigentes que se identificaron por su carácter de seductores; dominaban el socialismo con propiedades de atracción personal que cautivaban a los auditorios (Felipe, Guerra, Solchaga…). Otros eludían la seducción como arma de contacto y preferían el convencimiento (Generación Almunia, Borrell…). Óscar López más parece de los primeros que de los segundos.
Si hubiera que definir con una expresión castiza esa intervención, bien podría ser calificada como “la de los sartenazos”: los que dio a diestro y siniestro a las generaciones de dirigentes socialistas que se han pasado ya más de dos décadas lanzándose cuchillos, repartiéndose cargos y acomodándose en la oposición. Y es que algunos socialistas (lo grave es que no se avergüenzan de ello) están muy cómodos en la oposición regional, han cobrado y cobran más que un consejero, van en coche oficial, tienen gabinete… Mover a todos estos (que aún hay bastantes) le va a costar a López dios y ayuda. Pero ya lo dejó claro el líder López: esencias, todas; pero a modernizarse y a trabajar por la gente.
Ayer, en el Auditorio de la Feria de Valladolid, cada vez que López lanzaba un mensaje del tipo «no sois socialistas para estar encerrados en las sedes repartiendo cargos» o «un socialista de raza prefiere trabajar sin descanso en el gobierno a descansar del trabajo en la oposición», se oía en el auditorio un «sí, señor» o «correcto, di que sí» de delegados a los que les llegaba el contagio de las palabras de López. Y es que el de López es un lenguaje nuevo en el PSOE regional; a alguno ayer seguro que le pareció que le hablaba en inglés, porque las palabras de López van a ser ininteligibles para una generación de dirigentes que ha llevado al PSOE a la desidia autonómica en la que se encuentra. Pero López sabe que si quiere convencer a la sociedad, antes ha de ganarse el respeto y el convencimiento dentro del PSOE. Ayer empezó a hacerlo. Ha nacido la Generación López.
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