Qué tiempos aquellos en los que terminaba una rueda de prensa de Lucas y los informadores nos lanzábamos a escrutar con detalle lo que había dicho y querido decir, que no siempre coincidía. Había que ponerle verbos que él no había incluido en algunas frases e incluso provocaba auténticas exégesis sobre el contenido de lo que manifestaba. Y ya ven cómo cambia todo, que han tenido que transcurrir ocho años desde que dejara la Presidencia de la Junta para que haya formulado unas de sus manifestaciones de mayor calado político y con un lenguaje claro y llano.
Si nos centramos en lo que dijo de las retribuciones de algunos responsables de cajas de ahorro (hasta en eso es claro Lucas que habla en pesetas, consciente de que 70 millones siempre sonará más fuerte que 420.000, aunque éstos sean euros y aquellos, pesetas) puede correr uno el riesgo de quedarse en la anécdota. Bueno, si por anécdota se puede entender un sueldo de 420.000 euros anuales. Lo que dijo ayer Lucas es lo que no se ha atrevido a decir públicamente ninguno de sus compañeros de partido ni ningún otro político; eso sí, por lo bajini, los sueldos de los altos responsables de las cajas siempre han recibido críticas populares y socialistas.
Lo llamativo de lo que dijo ayer Lucas es la advertencia (si alguien lo percibe como amenaza tampoco se equivoca) de que si las cajas no se fusionan, les obligarán a ello a través de una ley. Y eso, dicho al día siguiente de que el Banco de España haya alertado a las seis cajas de que se les acaba el tiempo de elegir, es de una fuerza inusitada (casi inaudita) en la clase política regional.
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