La crisis está unida al PSOE de Medina del Campo desde la llegada de la democracia. Y quien piense lo contrario no conoce ni el PSOE ni Medina. Esa es la tragedia de los socialistas en la provincia, la gran tragedia. Al drama se le añade que no haya surgido en las tres décadas democráticas ningún dirigente local ni provincial que haya sabido poner coto a las disputas internas y que haya podido convertir al PSOE medinense en lo que debe ser un partido: un instrumento al servicio de la sociedad a la que quiere representar.
Lo del PSOE de Medina es la historia de un personalismo constante y de una guerra interna permanente. Lo fue con el ex alcalde Ignacio Cano, que encumbró al partido en los años de la transformación urbana, pero que años después lo dejó por los suelos por su insistencia en reformar la Plaza Mayor, querer dominar la estructura local socialista y no retirarse a tiempo.
Lo fue cuando José Antonio Pérez llegó a la Alcaldía, después de una travesía del desierto en la oposición al perder el PSOE la mayoría absoluta y serle arrebatado el poder por un pacto del PP con el CDS y la Unión Medinense. Ni a Pérez le dejaron gobernar los propios socialistas, ni él fue capaz de aprovechar la paz que garantizaron en el seno del partido Ramiro Aboy y Francisco Grande. Lo fue cuando Grande llegó a la Alcaldía (¡qué nuevo error volver a reformar la Plaza Mayor!), y ahí sí que la guerra interna ya fue de aurora boreal.
Y lo ha sido cuando el PSOE medinense fue capaz de dar con Ana Vázquez para liderar una corriente que pudiera llevar por primera vez a una mujer a la Alcaldía. Poco tiempo fue necesario para que ésta dilapidara el capital de votos que le dieron los medinenses, pese a quedar en la oposición. En lugar de luchar por modelar una alternativa creíble al PP con un proyecto político serio, volvió la guerra interna que ha derivado en el actual sainete. Eso sí, esta vez la crisis contó con el aliento de la anterior ejecutiva provincial socialista, la que dirigía Jorge Félix Alonso, que cuando empezaron los problemas, prefirió mirar a otro lado.
La crisis actual es la madre de todas las crisis. No le faltan ni acusaciones de corrupción. A ver quién es el primero de los contendientes que va al juzgado. Y la ejecutiva provincial que dirige el senador Bedera se juega más que ninguna de las precedentes; si no la soluciona pronto, será un lastre electoral en toda la provincia, no sólo en Medina.
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