Los que descalifican al líder socialista regional, Óscar López, con la despectiva expresión de que es un “político de laboratorio” empiezan a comprobar que algo les falla en semejante sentencia. En un laboratorio de esos de diseñar políticos, dando por hecho que existen (y existen, vaya si existen), lo que no hay es una herramienta de la que hace uso desde principios de otoño el socialista López: un macho pilón. Los que conocieran las antiguar fraguas, saben que el macho pilón era imprescindible para el herrero quien, golpe a golpe, moldeaba una pieza o la destruía.
Alguien le ha debido regalar a Óscar López un macho pilón a la vista de lo que lleva dandocontra el proyecto de Presupuestos de la Junta para el 2010. Que si no sirven para luchar contra el paro, que si no sirven para luchar contra la despoblación, que si no sirven para ahorrar gastos, que si no sirven… Y así, un día tras otro, hoy en Salamanca, mañana en Valladolid, pasado en Arévalo, al día siguiente en Briviesca… Un día, tras otro, dale que te pego.
Es la única forma de tratar de que su mensaje de oposición cale. La única. Y, con lo que queda por delante de legislatura, un año y medio, el mensaje es para este año. La alternativa detallada ya llegará el próximo, víspera de elecciones. Lógicamente, no va ahora a desvelar las líneas de su propuesta para llegar a ser presidente. Estaría desperdiciando munición. Tiempo al tiempo. Lo marcan hasta los tratados de primaria política: el tiempo es el arma del estratega; la constancia, la del opositor. Toca golpear con una idea, golpear, golpear: «Los presupuestos de Herrera no valen, no valen, no valen…».
Ya si consigue que sus compañeros de partido le sigan en ese empeño va a ser un triunfo. Habrá que ver pasado mañana, en el debate presupuestario, si el macho pilón es utilizado por otras manos que no sean las de López…
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