Imaginemos que estamos a finales de 2014. Nico ha empezado en septiembre su primer curso de la ESO. Fueron sus padres quienes hicieron la matrícula. Al elegir optativa marcaron la casilla de Historia de las religiones, por eso de que no son católicos y tampoco ‘comulgan’ con las doctrinas de la nueva entrega de Valores Éticos que el PP ha llevado a las aulas per collons.

Antes de empezar el curso, una llamada del centro les avisaba de que a Historia de las Religiones apenas había apuntados alumnos, con lo cual, no iban a impartirla (esto sucede desde hace tres años en algunos institutos, pero, erre que erre, insisten en ofertarla para luego borrarla de un plumazo). Habiendo perdido la oportunidad elegida, optaron por la de Valores tras darse cuenta de que si apuntaban al chico a Religión, cualquier día podrían quemarlo en el recreo, ya que ni bautizo, ni comunión, ni res de res sobre los sacramentos.

Así que las opciones se convirtieron en obligaciones que, como siempre, se imponen sobre las ilusiones y los sueños.

A Valores iba Nico un par de veces a la semana. Un bombardeo doctrinario sobre diversos temas de los que habitualmente se hablaba en casa, lo llevó a un cierto desconcierto que su mente premadura no procesaba en su totalidad; vamos, que estaba hecho un lío.

Sabía, porque así se lo habían contado, que su padre fue objetor ya que sus convicciones le impedían hacer el servicio militar obligatorio. Siempre contó con el apoyo de su familia porque los abuelos preferían que acabara su carrera de periodista y encontrara un buen trabajo a que se metiera en guerras inútiles como la que les sumió a ellos en la miseria.

Cuando la madre de Nico acabó psicología, se fueron a vivir juntos manteniéndose a duras penas con lo que él cobraba en un periódico por pieza. La tranquilidad llegó a su vida en forma de buenos curros y decidieron procrear. Lo dejaron en dos y mamá se colocó un DIU.

Una década más tarde, el gabinete de ella se va al garete y el periódico de él silencia para siempre la rotativa. Un embarazo no deseado por un fallo del dispositivo y los dos en el paro por un fallo del sistema hacen necesario un aborto. Un mal trago, pero no hay otro remedio.

En el manual de Valores sólo falta que incluyan las fotos de sus padres con los nombres de Satanás y Súcubu. Sabe que no se librará de la hoguera en el próximo recreo. Ha sacado un 3; por debajo del 5 es anatema.