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Alfredo Barbero

Ni locos ni cuerdos

Corrupción doble

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Las dos formas esenciales de corrupción, conocidas ya perfectamente por Aristocles -“el de anchas espaldas”- y por otros filósofos de la Grecia clásica, son tan antiguas como la Humanidad: hay una corrupción inherente a las personas individuales, y hay una corrupción inherente a los sistemas de organización social y política (incluidos los democráticos).

Que sepamos, no existe una solución ontológica a estas dos históricas e insistentes formas de corrupción porque, ni las personas, ni los sistemas de organización, son ni pueden ser perfectos.

¿Cómo aminorar entonces los daños?

Por medio de la Ley.

La Democracia con un abrumador predominio de poder por parte de los Partidos Políticos frente a la Sociedad Civil que fue pactada en la Transición española entre 1975 y 1978 (a la que venimos llamando Democracia subdesarrollada o Partitocracia) necesita urgentes reformas legales.

 

Éstas podrían ser algunas leyes y reformas a realizar:

Ley de financiación de partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales (con conocimiento público desde el primero hasta el último euro donado, así como de la identidad de los “donantes”).

Ley electoral, con circunscripciones para elección directa y nominal por parte de los ciudadanos de sus representantes políticos.

Ley de organización de los partidos políticos, con Elecciones Primarias obligatorias.

Ley de aforamiento, con supresión del actual “aforamiento generalizado” (limitándolo a muy pocas personas, las que ocupan los más altos cargos de representación del Estado).

Ley de separación de poderes, con elección de los órganos de representación del Poder Judicial por parte de profesionales: magistrados, jueces, fiscales, etc.

Ley de la carrera política, con duración máxima en los cargos públicos de ocho años, y apartamiento preventivo automático del cargo público al ser judicialmente imputado.

Ley de referéndum, con celebración periódica de consultas a los ciudadanos sobre los asuntos más relevantes de la vida política y social.

 

¿Utopía?

Si los dos partidos mayoritarios que hay en España, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), no logran alcanzar un pacto muy serio de reforma de las actuales instituciones democráticas, desde luego que todas las anteriores propuestas no pasarán nunca de ser una alegre y jovial utopía democrática.

Y entonces, quizá Podemos deje de ser utópico…

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Sobre el autor

Psiquiatra del Centro de Salud Mental "Antonio Machado" de Segovia


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