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Alfredo Barbero

Ni locos ni cuerdos

¡ Tranquil, Jordi, tranquil !

No sabemos lo que el Rey Emérito, que tiene experiencia en este tipo de asuntos, pudo decir anoche a su hijo, el joven Rey recién estrenado en tan hispanas e históricas querencias. Tampoco sabemos el mensaje que uno u otro pudieron enviar por teléfono, si es que lo enviaron, al actual Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

El “golpito” que unos cuantos señores diputados, cuyo sueldo pagamos todos los españoles, dieron ayer en el Parlamento Autónomo de Cataluña nos trae algunas reminiscencias del pasado que creíamos felizmente superado para siempre. Naturalmente, no es lo mismo un golpe militar que un golpe civil o político. Para perpetrar un ataque tan extremo contra un sistema social de convivencia, un ordenamiento legal y democrático internacionalmente reconocido, y una Constitución, la del 78, que han proporcionado casi medio siglo de paz y prosperidad al conjunto de la nación, resulta todo un detalle que no se utilice la violencia ni la fuerza física. En este sentido, todos los españoles, castellanos, andaluces, gallegos, extremeños, asturianos, murcianos, valencianos, cántabros, canarios, etc. debemos estar muy agradecidos a los parlamentarios catalanes por el elegante golpe de Estado que dieron ayer. Y por supuesto, además de este merecido agradecimiento les pedimos muy encarecidamente que sigan siendo tan civilizados, demostrando ese famoso “seny” que nos admiraba antaño, cuando dentro de pocos días u horas las leyes vigentes y la Constitución del Estado democrático español se empiecen a aplicar para depurar las responsabilidades jurídicas individuales en que han incurrido o vayan a incurrir. Cuando comparezcan, para mejor hacerse entender, en el Juzgado que les corresponda estamos casi seguros de que seguirán siendo igual de elegantes.

En aquel lejano 23-F, Jordi Pujol era Molt Honorable y “nacionalista moderado”, mientras que hoy se ha descubierto como un presunto corrupto de muy altos vuelos y un independentista radical. Lo uno junto a lo otro, lo otro en relación directa con lo uno. Nuestro Rey Emérito tranquilizó aquel día al Molt con un insuperable: “tranquil, Jordi, tranquil”. Hoy, ni Felipe VI, joven pero experimentado, ni Mariano Rajoy, necesitan este mensaje de tranquilidad (es más, en el caso de don Mariano le pediríamos que por favor no siga su habitual derrotero de estar “tan tranquilo”).

La Comunidad Europea y Estados Unidos, en un mundo en el que la economía y la política son cada vez más sistémicas e interdependientes, han enviado claros mensajes al fanatismo nacionalista -de nefasto recuerdo histórico en la Vieja Europa- apoyando la unidad de España. Si termina produciéndose una “batalla mediática”, que los poderes institucionales democráticos españoles siempre han temido y rehuido, habrá que darla, y es de esperar que también en los medios de comunicación se nos brinden claros apoyos internacionales.

Todos tenemos legítimos sentimientos. La decisión unilateral que tomó ayer el Parlamento catalán no respeta el sentimiento de nación española que compartimos muchas personas en este veterano país. Ciudadanos, PSOE y PP representan a la inmensa mayoría que defiende la Constitución (incluyendo la posibilidad de reformarla). Una mayoría democrática que va a seguir demostrando a ciertos políticos catalanes y minorías ciudadanas que hemos sido nosotros, el conjunto de los españoles, quienes en todo este largo “Proceso” venimos teniendo con ellos, los catalanes independentistas, mucho, pero que mucho “seny”. Aunque, claro está, lo cortés no quita lo valiente.

 

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Sobre el autor

Psiquiatra del Centro de Salud Mental "Antonio Machado" de Segovia


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