El atentado de París ha sido el 11-S de la civilizada y progresista Europa, la tardía toma de conciencia de lo que el Presidente francés, François Hollande, ha conceptuado con certeza como “un acto de guerra cometido por un ejército terrorista”. A pesar de los atentados que ha habido hasta ahora, incluido el nuestro de Atocha, en Europa todavía una parte de los intelectuales y de la opinión pública venía creyendo que si se producen este tipo de atentados es porque nosotros o nuestros gobernantes hacemos algo mal. Es decir, que en el fondo somos los países occidentales quienes tenemos la culpa. Los políticos de nuestras democracias hacen mal muchas cosas, es cierto, pero no por eso se les puede culpar de los acciones terroristas. La culpa está del otro lado, de los fanáticos violentos que las ejecutan, y de sus líderes y autores “intelectuales”.
¿Existe alguna “terapia” contra el terrorismo…? La ciencia médico-psiquiátrica y psicológica no ha descubierto hasta la fecha un tratamiento eficaz contra el fanatismo religioso e ideológico, ni tampoco contra el odio extremo, la venganza y la agresividad destructiva que a veces mueve la mente humana. Esta falta de “arsenal terapéutico” nos conduce irremediablemente a la legítima defensa. Y en este punto, el viejo proverbio sigue siendo válido: no hay mejor defensa que un buen ataque. El que hicieron anoche los cazas franceses tiene más valor simbólico que práctico, un valor de desahogo del dolor, el miedo, la indignación, la rabia y la impotencia que unos cuantos fanáticos terroristas generaron este fin de semana en la ciudad de la luz.
Los “mecanismos de defensa” a los que las sociedades democráticas occidentales tenemos derecho (además de la información y del conocimiento histórico y sobre las causas, tan fundamentales) deben ser debatidos racionalmente con serenidad, coordinados y financiados internacionalmente, y aplicados con eficacia.
No quiero olvidarme de decir que todas las religiones son respetables mientras no alienten el uso de la violencia. Y que Occidente tiene como aliados a la mayoría de países musulmanes que está en contra del terrorismo salvaje que practica el Estado Islámico.