Existe un recurso periodístico denominado ‘percha informativa’ que consiste en apoyarse en algo, la percha, para, sirviéndose de esta excusa, comentar un tema relacionado con ello.
Hoy mi ‘percha informativa’ va a ser un ‘tuit’ que Carlos Carnicero ha escrito durante el cara a cara entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. En ella, el periodista ha afirmado que “este debate es más de gestos que de contenidos”. Y, aprovechando la ocasión, y ciñéndonos a que este es un blog de televisión y no de política, voy a analizar las formas muy diferentes en que ambos han encarado sus intervenciones en la noche de hoy.
Mariano Rajoy
El candidato popular, al que le cuesta lidiar con naturalidad ante las cámaras, ha resultado convincente en algunos tramos y ha sabido defenderse de los ataques constantes de Alfredo Pérez Rubalcaba aunque el socialista le ha llevado al desconcierto en varias ocasiones.
Ha eludido, como ha podido, los temas más candentes y se ha apoyado en datos para revocar las palabras de su oponente. Lo peor de su estrategia en la noche de hoy ha sido creer que la mejor defensa es un buen ataque. Se ha dedicado, con demasiada vehemencia, a resaltar los malos datos del Gobierno en desempleo, déficit o sanidad y no ha presentado las propuestas que su partido quiere desarrollar.
Constantemente ha leído sus apuntes, desviando de esta manera la atención del espectador y, además, restando credibilidad a sus palabras puesto que estas pierden fuerza cuando se leen.
Alfredo Pérez Rubalcaba
Desde un primer momento ha dado la sensación de tener mejor preparado el debate que su oponente. La mayoría de sus intervenciones las ha realizado de memoria, improvisando, y tanto el discurso inicial como el que cerró el debate los ha realizado con la mirada fija en la cámara y de una vez, sin parones y con una oratoria perfecta. Sus constantes referencias al programa del Partido Popular han logrado poner en ocasiones a Rajoy contras las cuerdas.
No obstante, ha ofrecido, en muchos puntos de las dos horas que ha durado la emisión, una forma poco limpia de jugar, interrumpiendo a Mariano Rajoy en varias ocasiones y cayendo, ambos candidatos, en un ‘y tu más’ que nada tenía que aportar a los espectadores. Esas frecuentes bajadas a la arena de Rubalcaba le han presentado ante los telespectadores como un hombre rudo y firme, sí, pero también como alguien que no deja hablar, que busca imponer más que proponer.
Obviamente, ambos partían con una estrategia predefinida que llevan días trabajando con sus asesores y que han diseminado a lo largo de todo este programa. Si me tengo que mojar daré como vencedor a Rubalcaba por sus convincentes exposiciones y su conocimiento del programa del partido contrario. No obstante, en el transcurso del debate, ha dado la sensación de estar convencido de que va a perder las elecciones. Por su forma de referirse a Mariano Rajoy, por su forma de increparle sobre su programa electoral y, en especial, cuando en dos ocasiones se ha referido al futuro, dejando entrever que será el Partido Popular quien gobierne.
Se aceptan opiniones.