The Walking Dead volvió en AMC con casi 11 millones de espectadores. Un datazo para una televisión por cable. El caso es que ha vuelto con eso de lo que se quejaron tanto la temporada pasada los fans: no había zombis por ningún lado. No nos engañemos, volveremos a eso, el cómic así lo requiere pero de momento disfrutemos de este capítulo lleno de caminantes, sangre, vísceras, matanzas de lo más detalladas y un par de sorpresas finales.

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También sirve este 3×01 de The Walking Dead para situar los papeles de los personajes, hasta que punto han cambiado y asumen roles que, en su original escrito, tenían otros que bien están muertos, o bien nunca jamás se supo.

Cuando empecé supongo que pensé lo que todos. No van a intentar entrar a la cárcel hasta el final. Cosa que no tenía mucho sentido puesto que la encontraron a poca distancia de la granja de la que tuvieron que escapar. El caso, es que Rick, convertido en macho alfa animal -por fin- después de proclamar: “Esto no es una democracia” Lo cumple. Se han pasado el invierno vagando de un lado para otro, están cansados y hambrientos pero sobre todo, Lori está a punto de dar a luz y necesita un lugar seguro.

Después de la entrada furtiva en una casa mientras exterminan a los zombis que andan por ahí nos damos cuenta de que Carl ya es el niño sin infancia que todos esperábamos -no le queda más remedio- que Lori se siente profundamente culpable, triste y asustada -pero todavía no da la suficiente pena- y que los demás siguen más o menos como siempre pero con alguna salvedad.

Hace falta un rato más para comprobar que entre Maggie y Glenn todo sigue igual, entre que ella no tiene nada más en el mundo y el no sé cree todavía que pueda estar con semejante tía. El fin del mundo tenía que ser. Hersel es Hersel pero con el pelo más largo y más ateo, Beth toma el papel que tenía Sophia en el cómic, T-Dog es esa especie de falso Tyresse pero con menos protagonismo y que Daryl sigue teniendo más que claro lo de “ser amigos” con Carol.

Con esta ensaladilla de papeles intercambiados entramos en la cárcel. Ese festival de ojos pinchados, cuellos cortados, cabezas cercenadas. En fin, lo que es el el gore en plan suave pero de una vez por todas muchos, muchos zombis. Como un Resident Evil de recreativo. Pero ya casi tienen el sitio seguro hasta que les da por explorar los pisos interiores. Allí un bicho muerde a Hersel al que Rick le amputa la pierna al estilo popular: a hachazos mientras le salpica la sangre.

La duda existencial es si sobrevivirá puesto que en el cómic la toma de la cárcel cuesta tres mordiscos a tres personajes, uno la palma y los otros dos no pero ninguno es el granjero cría zombis. Como guinda tenemos el encuentro con los presos supervivientes al Apocalipsis de los Caminantes.

Por otro lado tenemos a Andrea, enferma, con Michonne después de haber pasado el invierno juntas. Andrea necesita ser un personaje más duro todavía, esta subtrama puede ayudar a eso y a que conozcamos a Michonne, la chica de la katana.

Ha sido un capítulo trepidante en el que la acción ha cobrado un gran protagonismo compartido con una re-presentación de los personajes después de un invierno más que complicado. Un nuevo escenario para una serie que enfila su tercera temporada, la más larga de las tres. Volveremos a la tranquilidad pero de momento, disfrutamos del espectáculo.