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Pastillas de menta

A Felipe le espera un trono, a Urdangarin un banquillo

Y por fin otra Navidad. Y el correo electrónico que poco a poco, cada día con más insistencia, escupe algún buen deseo de gentes que en muchos casos ni conoces. Es que es Navidad. No hay que buscar otro motivo. Y a todas estas, claro, Diego Torres, en otro tiempo intimísimo de Iñaki Urdangarin y hoy enemigo declarado número uno, nos regala decenas de mails que tienen un único fin (y con perdón): echar mierda. Y ahora a quien quiere emborronar (por no decir enmierdar) es a don Felipe. Es que es el Príncipe. No hay que buscar otro motivo. No tengo ni idea si la relación entre el heredero de la Corona y el duque de Palma es buena, mala o regular. Es más, no sé si algún día llegó a ser buena, si en otro tiempo era regular o si nunca se han tragado. Teniendo en cuenta que fue Urdangarin quien se encargó de comprar (no pagar) el anillo de compromiso (el más feo a mi gusto, dígase de paso, de todos cuantos se han colocado en manos de princesas en la última década) con que obsequió don Felipe a Letizia Ortiz, lo que se entiende es que la complicidad entre uno y otro era máxima. Pero yo hoy dudo. Bueno, ya lo hice ayer, en cuanto vi el correíto que Iñaki le envía a Felipe. Y por la sencilla razón de que yo jamás he recibido un correo de una persona cercana con ese encabezamiento tan de compromiso, ni se me ha ocurrido enviarlo. Si un amigo te envía un correo que comienza así “que tal, como te trata la vida… yo aquí ganándome el jornal” desconfía de él. Primero, porque no sabe escribir. Y, segundo, porque un amigo va directo, no se esconde en una chorrada de presentación para luego intentar metértela doblada. Pero bueno, seré yo que soy muy desconfiado.

El caso es parece que el cuñado no se salió con la suya, que no engatusó a Príncipe, que en esa época, en junio de 2003, se supone que se estaba rompiendo la cabeza para compatibilizar sus obligaciones como heredero de la Corona y atender a la que era su novia en secreto. Cinco meses después, no hay que olvidarlo, se hizo oficial el compromiso entre el príncipe y la periodista. Y sí, don Felipe supo, sabe y sabrá que puede elegir a sus amigos, hasta a la mujer con la que quiso casarse, pero… No a la familia. Tampoco tengo ni idea si don Felipe se llevaba bien Marichalar, pero desde luego cada día que pasa Urdangarin está haciendo mejor al exduque de Lugo. Y claro, del mismo modo que tú no puedes elegir a tu familia, poco puedes hacer si tu cuñado y un amigo de la familia llamado Pedro López-Quesada deciden organizarte una despedida de soltero que tú has anunciado que no celebrarás. Y sí, esto es un alegato a favor de los Príncipes.

Para quien no entienda, explico. Entre los correos que Torres ha hecho públicos, hay uno en el que se habla de la despedida de soltero de Felipe y Letizia. Y como no da puntada sin hilo, el exsocio de Urdangarin acompaña el mail con el recordatorio de que el Príncipe había decidido suspender este acto en solidaridad con las víctimas de los atentados del 11-M. Lo siento, pero creo más en la buena palabra de don Felipe que en las sucias intenciones del duque de Palma y ahora hasta de López-Quesada. Si la despedida la organizaron estos dos sujetos, que respondan ellos, no que se deje en entredicho al Príncipe. Pero, bueno, el tiempo pone a cada uno en su sitio. A don Felipe le espera un trono, a Iñaki Urdangarin un banquillo.

Cuentos de reyes, príncipes y lo que se tercie

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diciembre 2013
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