Las autoridades de la Roca lo tienen claro y creen que los monos, seña del Peñón, ya no tienen miedo de los seres humanos. Su agresividad y descaro están alcanzando cotas desconocidas y por eso, barajan la deportación de 120 de estos animales por considerarlos peligrosos y violentos. Los macacos están descontrolados: roban a los turistas, les atacan y destrozan el mobiliario urbano sin nadie que los controle.
El año pasado 59 personas necesitaron asistencia sanitaria por ataques de mono en Gibraltar mientras que en el 2011 los heridos fueron más de cien. Así que según el Daily Mirror las autoridades del Peñón han decidido expulsar de su morada, por lo menos, a 120 de estos simios, los más agresivos.
Los animales esperan en jaulas su traslado al norte de África, su tierra natal, mientras reciben atención veterinaria. De momento, el Peñón sacrificaba a estos animales para evitar su superpoblación, un verdadero problema en la colonia Británica ya que se convertían en una verdadera molestia pública.