Difícil, sin duda, opinar sobre la resolución del TAS en el Caso Contador. Y lo complicado no es dar una opinión, sino hacerlo sin dejarse influenciar porque el ciclista sea español, porque nos parece una buena persona o porque el proceso ha sido una chapuza de principio a fin.
Hay un dato innegable y científicamente demostrado, Alberto Contador dio positivo en un control antidopaje en la jornada de descanso del 21 de julio del Tour de 2010. 50 picogramos de Clembuterol, una sustancia prohibida en el ciclismo aunque no está demostrado que la cantidad de ella que el de Pinto tenía en la sangre afectase a su rendimiento, puesto que era demasiado baja. No obstante, la Unión Ciclista Internacional prohibe tajantemente esta sustancia y sanciona su aparición en el organismo de los corredores, sea cual sea la cantidad de ella que se encuentre.
Más de año y medio después de su positivo en el control del Tour se ha conocido la sanción de dos años a Alberto Contador. La pena tiene carácter retroactivo, computa desde el mes de enero de 2011 y además descuenta los seis meses de sanción preventiva que el ciclista ya cumplió, con lo que a partir del 6 de agosto puede volver a competir.
Creo que Alberto Contador sí debería de ser sancionado, el positivo está demostrado, pero no es justo aplicar la sanción máxima cuando la propia sentencia del juicio afirma que “la presencia del clembuterol en el organismo de Contador se debía probablemente a la ingesta de un suplemento alimenticio contaminado”. Es decir, no se ha podido demostrar que el líder del Saxo Bank haya utilizado el clembuterol para mejorar su rendimiento y, de este modo, no es de recibo aplicarle la misma pena que a alguien que sí lo ha hecho, a sabiendas. Contador no utilizó el dopaje para hacer trampas y ganar la carrera gala.
El ciclista de Pinto es víctima de un deporte muy golpeado en los últimos años por los casos de dopaje. Una situación que ha llevado a las autoridades reguladoras a sancionar con extrema dureza las conductas tramposas y que se ha afanado en aplicar con rigidez sus normas aunque haya sido en detrimento del campeonísimo Contador en un caso más que dudoso.