Desconozco, y me da absolutamente igual, a quien iba dirigido el “que se jodan” que Andrea Fabra regaló en el Congreso de los Diputados tras anunciar Rajoy el recorte de la prestación por desempleo para parados de larga duración.

La calle está cada vez más caliente, en una situación que yo jamás había conocido y en la que me sorprende lo pacíficos que están siendo los sectores a los que más duro se les ha golpeado. Mientras que un día tras otro no dejamos de escuchar dónde hay que pagar más, dónde se recorta, qué impuestos aumentan y otras medidas que nos afectan directamente, por otro lado, nos dicen lo mismo pero con otras palabras, con terminología económica. De esta manera, términos como ‘mercados’, ‘prima de riesgo’ o ‘venta de deuda’ se convierten en eufemismos que de nuevo nos pintan el panorama negro de siempre.

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Y no digo que no debamos de hacer un esfuerzo todos para sacar esto adelante. Ya saben, aquello de apretarse el cinturón. Pero no puedo entender que el presidente del Gobierno diga que, y cito textualmente, “para fomentar la búsqueda de empleo, reduciremos a partir del sexto mes la prestación por desempleo del 60 al 50%”. Quiero hacerle notar, señor Rajoy, un sentimiento que usted no conocerá porque seguramente no ha estado jamás en paro: la inmensa mayoría de los que no encuentran trabajo están desesperados por encontrarlo, no se aprovechan de su situación, como parece dar a entender usted, sino que la sufren. Y, aún le digo más, el pago del paro no lo regala nadie, es imprescindible trabajar para conseguirlo, parece que se le olvida que ese colchón es un logro de los trabajadores, uno más de los que poco a poco se van perdiendo y nos retrotraen a una situación en materia de legislación laboral mucho anterior.

Una vez visto el vídeo completo de la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados me quema la sangre . Los aplausos a cada una de las medidas de Rajoy me parecen indignantes. ¡Que está tomando medidas durísimas porque sino nos vamos a la quiebra!, no entiendo lo de aplaudir eso. Por supuesto, lo comprendo debido a la clase política que tenemos. A muchos de ellos les da absolutamente igual una paga menos de la administración, cuando tienen grandes negocios y unas posibilidades económicas fuera de toda duda. Pobres los políticos con buena fe, que sé que los hay, que ven su profesión manchada por esta calaña de personajes.

Mi casa es un pequeño muestrario de la situación actual. Mi padre lleva en paro más de dos años y les aseguro que su situación no se la desea a nadie. Mi hermana es auxiliar de enfermería de una residencia pública de ancianos y que, de repente, le quiten una parte de su sueldo si le importa, es más le indigna profundamente y hace temblar su economía.

Así que, señores políticos. Aplaudan recortes, discutan a voces en el Congreso, demuestren sus más bajas pasiones, me da igual. Pero, por favor, no nos hagan pasar por tontos. La crisis la vamos a pagar los ciudadanos, eso está claro desde hace mucho, pero espero ver a un político preocupado por sus conciudadanos y no por su poltrona. Seamos solidarios y ustedes intenten ser personas dignas de representar a sus votantes y a los que no les votaron también. La calle tiene una fuerza que cada día está más cerca de demostrar y, lo puede hacer contra la fuerza oscura, que han decidido denominar ‘los mercados’, o directamente contra ustedes. Elijan.