El Norte de Castilla, 30 de junio de 2007
Ya tenemos colocados a procuradores, ediles y diputados provinciales, ya están los próceres otra vez apoltronados en el mismo sitio y con los mismos pertrechos. Aupamos la sartén, tal y como solemos hacer cada cuatro años –y que no falte–, para que la tortilla cayera del mismo lado. No es de extrañar que por el otro estén quemados los ingredientes. Aunque esa es una historia y una geografía cuyos dramas humanos y divinos han de posponer sus llantos hasta el otoño. Ahora es tiempo de asueto. Los mandatarios electos saldrán de vacaciones como quien ha sacado una selectividad de nota alta; hay quienes incluso abandonan en el armario ropero aquella enervante duermevela que los acompañaba y que gracias al providencial archivo de algún juez tiene menos peligro que un caníbal desdentado. Vaya potosí eso de afrontar el mes más luminoso del año con estas trazas de despreocupación, con el futuro aquietado y el pasado en una carpeta, dentro de una caja, dentro de un arcón ,dentro de un trastero; más seguro aún gracias al olvido que si anduviera confinado al abrigo de cuatro llaves. No es de extrañar que el alcalde de Arroyo de la Encomienda sonría. Ha venido a verle la campana y nos pilla con un pie en el estribo del tren, camino de la playa.
©Rafael Vega