El Norte de Castilla, 16 de febrero de 2008
Javier León abandona la vicepresidencia del consejo de administración de Caja Duero después de doce años de permanencia. Si de él dependiera, continuaría ejerciendo, así que ha agotado hasta el último momento que le permite la ley por si un milagro lo convertía en un Raúl o un Casillas, a quienes les ha llegado el funcionariado en forma de contrato vitalicio.
Pero nuestro primer edil acaso se consuele pensando que le basta y le sobra con la alcaldía, gracias, claro está, al apoyo mayoritario de la ciudadanía y a los notables fiascos de liderazgo local que sufre la oposición.
Al igual que su antecesor en el cargo, Tomás Rodríguez Bolaños, la ley no le impide perpetuarse en la retina de varias generaciones, de urna en urna, aunque ésta, en su reglamentación del funcionamiento de las cajas de ahorro, sea mucho más prudente cuando evita la permanencia de sus directivos. Bien sabe el dinero y alrededores dos cosas: que no hay persona imprescindible para guiar su barco y que la res pública, desde los tiempos de Gilgamesh, arrumba constantemente hacia los principados por un preocupante afán de evitarse cavilaciones.
Todas las dinastías empezaron perpetuando líderes y delegando en sus herencias, cosa que el dinero evita cuando puede.
©Rafael Vega