El Norte de Castilla, 28 de abril de 2007
Aunque esté todo dicho, apetece hablar de la coplilla entonada entre adeptos por el alcalde; ésa en la que califica a la candidata socialista de «mentirosilla». Es de suponer que el diminutivo no fue obra de la prudencia sino que anduvo forzado por la métrica. Y ahí está, precisamente, el meollo de este singular arrebato. Insultar en verso hace mucho más exquisitos los insultos.
De esto bien saben los musulmanes, que dejan en manos de los vates profesionales la gloriosa misión de referirse al adversario. En este caso, a poco que el anónimo asesor del chiste hubiese trabajado con la letra, habría llegado a la conclusión de que, métricamente, «mentirosilla» se podría haber sustituido por «tan embustera» sin que la copla se paseara por los oídos como un rinoceronte que pisa huevos.
Seguro que a todos se nos ocurren mejoras de este jaez sin que seamos vates oficiales de partido, asesores calienta orejas, secretarios provinciales de ocurrencias o jefes de jaleo y aspaviento. Cargos, todos ellos, de dignidad incuestionable que han de convertir esta campaña en un festival de chacotas.
Sin embargo, conviene recordar que los vates ensalzan al enemigo porque ningún mérito tiene vencer a menudencias. Lo digo por si sirve de algo, ahora que estamos a tiempo.
©Rafael Vega