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Roberto Carbajal

La aventura humana

Una visita molesta

La religión lo ha enturbiado todo. Ha generado guerras y ha cercenado el desarrollo natural de millones de personas, bajo el paraguas de una supuesta tutela divina. No existe ninguna confesión que sea capaz de demostrar la existencia de uno solo de los dioses que parecen observarnos desde lo alto, dejando al margen la deidad en la que convirtieron a Maradona. Y si existiesen, más les valdría descender al reino de los mortales para hacernos la vida más llevadera. Pero todo esto importa poco. Cualquier hijo de madre tiene que zafarse de jerarcas variopintos si quiere disfrutar de las cuatro cosas que te hacen el valle de lágrimas digno de ser disfrutado. En España padecemos a la Iglesia romana, cuyo mensaje es una inversión en futuros, como sucede con la Bolsa. Los musulmanes, con sus vírgenes esperándoles alicatadas hasta las cejas si saltan por los aires en el interior de un autobús en el que morirán inocentes. Los judíos ortodoxos, con los aladares a disposición de Yahvé para transportarlos hacia un balneario eterno, y acogotados si se les ocurre encender cualquier mecanismo eléctrico durante el sábado. Con estos tres ejemplos basta para comprobar cómo las religiones se han puesto en marcha para fastidiar a la gente. Cada uno arrastra su particular padecimiento. A nuestro país le ha sido adjudicado el azote católico. El Vaticano es un entramado raro donde los haya, pues es una entidad vaporosa difícil de calificar. Resulta que es un Estado que vende el humo del incienso y pretende que a todos los demás nos huela la ropa a causa de su combustión. Hace un par de días nos visitó el jefe de la diplomacia vaticana. Tarsicio Bertone vino a España a reforzar el mensaje del cardenal Rouco y los suyos. No hagáis esto o lo otro y seguid lo que se dicta desde el más allá. No viváis con quien queráis, haced vuestra la semillita primitiva que siembre Dios, no eduquéis a vuestros hijos en la tolerancia y, lo más importante para ellos: confiamos en que el Gobierno español respete los acuerdos que tenemos firmados. Es decir, seguid financiando nuestro humo con los impuestos de todos, sean o no de nuestra cuerda. El Gobierno de Zapatero se ha comportado exquisitamente con el enviado de Joseph Ratzinger, tal vez demasiado, aguantando que un representante de otro Estado venga a decirte qué tienes que hacer para satisfacerles. Mientras tanto, la vida continúa y habrá un ejército de españoles que sigan acostándose con quienes deseen, tratando de sembrar un poco de civismo en las aulas y fomentando el respeto por la diversidad de los otros. Y, ante todo, dejando muy claro que nuestro país garantiza que quien desee educar a su familia en la fe cristiana cuenta con todo el amparo que brinda nuestro sistema de libertades, sin imposiciones ni agresiones ideológicas tan extrañas como etéreas. Pero todo el mundo ha de tener claro que guardando las distancias.

Publicado en El Norte de Castilla el 7 de febrero de 2009

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Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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