>

Blogs

Roberto Carbajal

La aventura humana

Bermejo berrea y sobra

La gente tiene derecho a divertirse porque es una necesidad de primer orden. El esparcimiento te ayuda a sobrellevar mejor los amargos tragos con los que has de lidiar cuando posas los pies en el suelo. Hasta donde sabemos, los ministros también forman parte de la gente, así que reconozcamos que les asiste el libre albedrío en sus ratos libres. Otra cosa es si las fiestas se las montan con su dinero o emplean el de todos los demás. Pero la cuestión no es sólo tener la cartera saneada para dar rienda suelta a tus caprichos. Cuando eres miembro de un Gobierno has de guardar la compostura. Si un responsable ministerial ha decidido no dar un palo al agua o provocar al personal, y su jefe rehúsa prescindir de él por razones de oportunidad, lo deseable es que no estorbe. Y Mariano Fernández Bermejo ha comenzado a estorbar desde hace mucho tiempo. Estorba en la Administración de Justicia, incomoda al propio Zapatero e insulta a los agobiados ciudadanos de nuestro país con su frivolidad de nuevo rico. Entorpece la proyección social que vende el PSOE y, en lo que a mí respecta, no me hace gracia lo que suelta por su boca ni lo que sale de su escopeta. Es un obstáculo molesto en mitad de la senda que transitamos, en la que la única pieza que debería cobrar es el buen funcionamiento de la justicia en España y el crédito de todas sus instituciones. Como si estuviera desorientado, Bermejo desconoce el suelo que pisa. No lo supo cuando gastó del erario público una cantidad obscena en redecorar su vivienda oficial. Al parecer, tampoco sabe en qué lugar aposenta sus botas cuando circula de escopetero por esos bosques de Dios. El ruido del rifle le aturde tanto que ha afectado a su oído interno. Da la sensación de que el ministro mata tanto y en cotos tan diversos que ya no es capaz de distinguir los límites territoriales ni los que marca la decencia. Suponemos que gana lo suficiente como para pagarse una vida respetable y que es capaz de alimentarse con sus propios recursos, pero parece que no le alcanza para costearse la de señorito de cortijo, esa vidorra que se pegaban los amigotes de su padre durante el régimen franquista; por eso visita gratis fincas del patrimonio nacional para sus fruslerías. Pero este recolector del oprobio tropezará cuando se le caiga al suelo la canana que tantas alegrías ha proporcionado a su infinita prepotencia, porque su estómago va a encogerse del susto. La multa que puede imponerle la Junta andaluza por disparar sin licencia es pura bagatela comparada con lo que le tiene asignado el destino. Cuando concluya el calendario electoral de los próximos meses, el presidente Zapatero deberá plantear una crisis de gobierno, porque el panorama ha cambiado tanto que ya no le sirven más que cuatro gatos, de los que capturan piezas razonables. Y en ese punto, Bermejo se convertirá en el cazador cazado.

Publicado en El Norte de Castilla el 21 de febrero de 2009

Temas

Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


febrero 2009
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728