ESCUCHAD ESTAS DOS BREVES PIEZAS MUSICALES. Permiten distinguir el polvo de la paja y viceversa.
La vida es, a veces, injusta. En los ochenta, sir Andrew Lloyd Webber se casó con Sarah Brightman. Webber, quizá el más grande compositor de musicales del siglo XX, se fijó en ella. No sabemos qué pudo encandilarle; tal vez lo aparatoso de esta inefable cantante de ópera. El asunto es que la Brightman ha vendido discos como churros, y goza de las simpatías de cierto público. Se pasea por los platós y por los escenarios de medio mundo con un despliegue parafernal que para sí quisieran los pavos reales. Pero la prueba del algodón no engaña. Webber le dio matarile matrimonial hace años cuando recuperó la consciencia y el compositor británico sigue en la brecha; mientras, Brightman se aplica en abrir en canal todo lo que toca.
Veamos dos ejemplos de lo diferente que es la especie humana. Uno de ellos es un tratado de cómo graznar (Brightman).
1. Sarah Brightman canta ‘In trutina’ (En la balanza) de los ‘Carmina Burana’ de Carl Orff. Duración: 2′ 25”.
http://blogs.nortecastilla.es/blogfiles/robertocarbajal/132311_SarahBrightman.mp3
2. June Anderson no ha ganado tanta pasta como el loro de la imagen superior y tampoco es un fenómeno de masas, pero es… Ella es la exquisitez en estado puro. Oigámosla aquí interpretando la misma pieza.
La forma en que se canta este texto deja bien a las claras la pasta de la que estás hecho.
‘In Trutina’ (En la balanza): En la incierta balanza de mi mente / se debaten dos contrarios: / el amor lascivo y el pudor. / Pero elijo lo que veo, / y mi cuello ofrezco al yugo; / a tan dulce yugo me entrego.
http://blogs.nortecastilla.es/blogfiles/robertocarbajal/JuneAnderson.mp3
(Adivinar en cinco minutos a quién de las dos ‘mujeres’ le va más el yugo y los bueyes y quién convierte el pudor en arte.)