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Roberto Carbajal

La aventura humana

La Cofradía de la Piedad y el orden público

EN LA SEMANA SANTA GANA TODO EL MUNDO MENOS LA INTELIGENCIA Y LOS DERECHOS CIVILES.

El fontanero, que abandona el anonimato y un día salta a la portada de un diario porque le han nombrado presidente de una cofradía. Con el cargo aumenta el número de personas que le conocen y, gracias al sillón, también crece la empresa, porque el fontanero de la esquina ahora es alguien importante y popular.

Los negocios. Llegan siete días santos, sobre todo para las cajas registradoras, a las que les saltan las bisagras y se les borran los números. Los bares se ponen hasta la bandera y en los hoteles duermen criaturas de toda índole. Todas ellas son personas que gastan. La tienda de ropa hace el agosto y el circulante es “la de Dios es Cristo”. (Nunca entendí lo redundante de esta sentencia y la colisión de géneros, que parece una salida del armario encubierta.)

Los políticos. Tienen a la gente entretenida y así se pasa página durante una semana, con el añadido de los ecos que deja por ahí toda la trompetería. A ellos les gusta figurar como al que más, así que desfilan en las procesiones con bastones de mando y toda la parafernalia policial y militar. Con el presupuesto de todos, creyentes o no, se desplaza a las fuerzas armadas a escoltar una imagen católica en un país aconfesional.

La Iglesia Católica refuerza un pelín (medida intrigante donde las haya) la creencia en Dios. Es cierto que todo vuelve a su sitio pasados quince días y el pecador de la pradera reincide el doble, pero las lágrimas de antes y después del desfile procesional no hay quien las contenga.

QUIÉNES PIERDEN

(En todo ceremonial coexisten los que sacan algo y otros que permanecen con la boca abierta, decidiendo si les están tomando el pelo o no.)

Todos los anteriores. Puede parecer contradictorio, pero esto es posible. Cuando esta manifestación popular se politiza más de la cuenta, arriban los conflictos y se vuelven en contra de quienes los iniciaron.

La música. Es lo que le faltaba a esta noble disciplina. Durante esos días santos es una damnificada más, porque se resienten los tímpanos; no sólo por el ruido infernal, sino porque las partituras y las apetencias de los instrumentistas son como el agua para el aceite. Esto es así porque cada grupo escultural quiere tener su musiquilla. Y es en este punto cuando los dirigentes de las cofradías rebuscan en todos los rincones para traerse sus dichosas bandas, muchas de las cuales rozan la delincuencia artística y estética.

La amenaza ya está sobre la mesa. La Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad ha lanzado un órdago a la ciudadanía, me refiero a todos nosotros, anunciando que lucirá lazos en favor de la vida y contra el aborto, siguiendo de este modo las consignas de la Iglesia y de la sección ultramontana del conservadurismo. La vida tiene la suficiente cobertura gracias al imperio de la Ley y la democracia, y en cuanto al derecho al aborto, ídem del lienzo.

España es el país de la Europa próspera que porta la máxima de lamentarse y luego prevenir, por este orden. Supongamos que a alguien se le ocurre sacar las pancartas a la calle para mostrar otra opinión diferente a la que mostrarán los del lacito. ¿Podría llegar a ocasionar una colisión que desencadenase en problemas de orden público o, quizá, en alguna desgracia? ¿Qué harán las autoridades?: ¿Declaraciones lamentando lo ocurrido? ¿Asistir a algún funeral con gesto compungido, mientras un sacerdote oficia con voz meliflua?

Mientras llega la Semana Santa, aún hay gente que está dudando sobre el lugar en el que pasará las próximas vacaciones. Tal vez decidan no acudir al sitio en el que insulten su inteligencia y a su país. Lo creamos o no, esta fiesta de un sector de la población puede acarrear cosas muy, muy perjudiciales para la salud, mis queridas criaturas.

Por todo lo anterior, lo que más necesitamos es un lince que piense. Puede que esté en alguna parte dormitando, ¿o es que todo el mundo va a ser tonto de capirote? De lo que estoy seguro es de que ese lince no es Miguel Ángel Rodríguez Bajón; al menos, en estas lides.


(Extracto de una entrevista a monseñor Camino ‘Equivocado’ hace unas horas en este diario, al hilo de este asunto.)

-¿Qué le parece la idea de algunas cofradías de apoyar en esta Semana Santa la campaña?

-Las cofradías llevan tiempo preocupadas por este asunto, por el debate público fragmentario que ha habido hasta ahora sobre el aborto y ya hace tiempo estaban pensando cuál podía ser su contribución. Por tanto, su iniciativa es coherente y digna de ser agradecida por toda la sociedad.

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Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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