Dentro de tres meses, cualquiera que meta la pata durante una noche loca podrá ir a llorar a la farmacia y luego sonreír, previo pago y sin receta médica. Significa que ya no habrá que enfrentarse a la conciencia del personal sanitario remiso a firmar el papelito con el medicamento y el peregrinaje que suponía ir en busca de un centro médico en el que los sanitarios dijeran el “sí, firmo”.
Lo anunció ayer la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez; hoy será el turno de los sectores más conservadores, para poner a parir la medida. Y es que durante esos momentos locos no controlas. Al margen del aquí te pillo, aquí te mato clásico, nadie está libre de que se le vaya de las manos una actuación de las de enmarcar o, al menos, un esbozo del cuadro, una pretendida obra de arte de la práctica amatoria. Aznar dijo aquello tan divertido de “España necesita niños, a mí me gustan los niños, hay que tener niños”. Él tiene los que Dios le dio, a la antigua, pero resulta que muchos españoles son un pelín más modernos que el ex presidente, así que tal vez tengan el derecho a elegir dónde, cómo, cuándo y, sobre todo, cuántos, cuántos hijos desean mantener. Tampoco hay que olvidar que el Gobierno ha de lanzar una campaña para informar a la población de que no se trata de un método anticonceptivo.
Cuando se permitió la prescripción de la píldora del día siguiente (más conocida por su mala traducción anglosajona del día después) en 2001, el conservadurismo la calificó de abortiva. La Iglesia y sus seguidores más fervientes quieren que España se llene de españoles hasta que se le revienten las costuras. Un poco al estilo de la película El sentido de la vida, de los Monty Python. Dividida en varios capítulos, el dedicado a la prole cuenta con una secuencia en la que una familia muy pobre tiene una misérrima habitación con varias estanterías de Bricomanía en la que están aposentados decenas de vástagos. (Podéis ver la secuencia al final del post.)
En nuestro país la gente habla y habla; en muchas ocasiones, de lo que no ha probado nunca. La Iglesia y sus palmeros aborrecen el aborto. Todos estaremos de acuerdo en que el aborto no es la mejor forma de planificar la vida y es una decisión personal muy dolorosa, aunque soberana. Por tanto, la profilaxis es más deseable y, si te falla, ahí tienes la celebrada píldora del momento. No debemos olvidar que en 2007 se llevaron a cabo 112.000 abortos, de los que se tiene noticia, con el siguiente dato: 6.000, de niñas menores de 18 años. De madres menores vieron este mundo 4.000 bebés. Y, finalmente, 10.500 embarazos fueron a parar a chicas que no superaban la mayoría de edad. Aunque el dato más tremebundo es el que refleja que 500 adolescentes menores de 15 años interrumpieron su embarazo.
Por el bien de los ciudadanos de España y el Estado que la ampara, confiemos en que no se pongan tontas algunas farmacias poniendo chinitas cuando alguna chica les pida la pastillita. Esto viene a cuento por la famosa cláusula de conciencia, y tal y cual.
La viñeta de Paul Fell (www.paulfellcartoons.com).
El padre: ¿Que estás embarazada! ¿Cómo ha podido ocurrir…!
La niña de pah-pá (pensativa): Chicos, si no lo sabéis, entonces es que debo de ser adoptada.
Aquí tenéis la secuencia de los Monty Python y su extraordinaria El sentido de la vida, hala.