Tan absurdo como que hoy me he comprado dos. Ya era idiota ayer, pero hasta esta mañana no me retraté con contundencia. Las cuentas salen claras: 216 euros al mes, o lo que suena con más fuerza: 35.940 pesetas va a costarme mirar a las musarañas buscando la inspiración o amenizar una charla aburrida de las que participas por ser cortés o estúpido, depende cómo lo encajes. Con ese pastón podría oxigenar al maltrecho sector del automóvil, con el permiso de mis pulmones y, sobre todo, del banco de la esquina, un sector en el que nunca se ha fumado tanto como ahora. Las criaturas somos así.
En un estanco, una sola cajetilla cuesta lo mismo que los tres periódicos que me llevo a casa. De la letra impresa no me voy a quitar, y de lo otro… ¡Es que no se puede comparar!
(Aunque, bien pensado, lo que leo me lleva a fumar más… no sé, no sé.)
En ocasiones, las charlas en las que se arreglan los asuntos mundanos se extienden más de lo que sería deseable, así que continúo calculadora en mano: voy a fumarme 560.000 pesetas durante los próximos doce meses, y me quedo corto.
Para ponerme en un pedestal.
NOTA.-Marlboro es una marca registrada de Philip Morris. Ellos registran; yo estoy preso, ¿o no?