Hay quien tira la piedra y esconde la mano. Un ejemplo de semejante comportamiento podemos encontrarlo en José Bono, un zafador salpicado por una enorme mancha que parece resbalarle. Reconozcamos que el presidente del Congreso se lo sabe montar. Siendo ministro de Defensa, en 2004 propuso como director del Centro Nacional de Inteligencia a Alberto Saiz, un funcionario muy cercano que gestionaba los montes y los árboles que los ilustran. Bono debió de pensar que plantar un pino era lo mismo que sembrar una antena del CNI en Flandes y, como su pupilo había dedicado el tiempo a la inseminación arbórea, concluyó que ambas actividades entrañaban una dificultad similar. Quien gestiona los montes ha de tener en cuenta a las águilas que los sobrevuelan, seduciéndolas, y el recién amortizado amo de la Inteligencia española hizo esos deberes a la perfección. Hasta que se vio atrapado por su deriva peliculera y por la ignorancia, que en un servicio secreto es el peor de los defectos. Conocer la vida de los otros produce un subidón difícil de confesar y en el Centro eso es algo que está a la orden del día. Sobre los pasillos del edificio de la carretera de La Coruña pasea mucha inteligencia por metro cuadrado, aunque también son víctimas del capricho. La confianza es el germen que conduce hacia la contratación del personal y las pruebas a las que se somete a los aspirantes son similares a un desnudo en mitad de la plaza pública. Saiz se saltó algunas de estas máximas y su desconocimiento sobre el servicio dio pie a los errores que han dado con sus huesos en tierra. Sobrinos e hijos de amiguetes; pesca de altura y filigranas a lo James Bond; el rey del mambo. Como la estructura básica del Centro es militar, ese comportamiento chirría en un anclaje tan fiel con la seguridad nacional. Bono y Saiz seguían comiéndose la oreja, hablando de sus cosas, entre otras razones porque sus esposas son primas. Hay gente en el CNI a la que le disgustaba leer que el ex director se atribuía los éxitos contra ETA, pues es evidente que quienes están en la pomada no focalizan su talento en la pesca de especies carentes del DNI. Hubo un tiempo en que, para guardar las apariencias, se intoxicó con el supuesto de que Bono y Saiz no se hablaban, porque lo contrario podría conducir a conclusiones que salpicarían al presidente del Congreso y complicarle la vida. Bono coló a su oreja derecha en el espionaje, pero llegó san Pedro y se la cortó. Ayer el Consejo de Ministros nombró nuevo director al general Sanz Roldán, del que se espera que ponga orden por el bien de España. Saiz vivía la vida; otros agentes la perdieron en emboscadas jugándosela en Irak, como José Antonio Bernal, Alberto Martínez, Carlos Baró, José Merino, José Lucas, Alfonso Vega, Luis Ignacio Zanón o el zamorano José Carlos Rodríguez. En el CNI luce un memorial con sus nombres. La memoria es una virtud.
Publicado en El Norte de Castilla el 4 de julio de 2009
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Urkullu y el PNV se echan al monte para decir que el Gorbea no es Perejil
(De momento, aquí tienen el vídeo del “acto”.) Dice el presidente del PNV que aquel monte no es el islote de Perejil. Protestan porque unos militares de maniobras colocaron la bandera española, es decir, la de todos. ¿Les estaban invadiendo? ¿Se puede invadir lo que es tuyo? Psssssss