Los judíos son el problema del mundo y hay que aplicarles una solución final. La definitiva. Se lo asegura uno de ellos. España es un país especializado en provocar que la gente haga las maletas. Las coletillas también se les dan bastante a quienes pueblan este viejo país, sobre todo cuando se trata de ofender. El asunto viene de lejos, aunque cualquiera puede escucharlas en la actualidad. Perro judío, vaya judiada que te ha hecho… Hasta a las alubias se las llama judías, aunque por razones etimológicas bien distintas. Así que cuando me tomo una fabada no sé si estoy cometiendo canibalismo o alimentando los sentidos. Los hebreos son avaros y sólo piensan en acumular riqueza. Normal: cuando te expulsan sistemáticamente de tu casa, no te queda otra que ahorrar y, como guardas, siempre hay quien te pide. Hasta agotaron la paciencia de los Reyes Católicos. Terminas acumulando tanto que no es raro que alguien te exija que le sufragues las cuentas del reino o un par de guerras. Pero devolver el préstamo duele, así que es mejor que te largues y no contamines. Así está escrita la Historia. Como en Inglaterra no daban caza a Jack el Destripador, la chusma se fijó en los judíos, porque ¿quién si no iba a acometer aquellas atrocidades? Los de las narices raras, está claro.
El Holocausto no existió; jamás murieron seis millones de personas, entre otras razones porque los judíos no eran considerados seres humanos. No me negarán que es una forma original de resumirlo. Hemos arruinado a las naciones, bebido la sangre de los niños y lindezas por el estilo. Vamos cabizbajos por las callejuelas a nuestros asuntos. ¡Ve tú a saber qué estará tramando ese judío!
Ahora la gente la ha tomado con Noa, quien está comprometida con los derechos de los árabes hasta la saciedad. A la cantante israelí le han montado un par de números en España. En la Diada, un grupo de catalanes la abuchearon durante un pequeño concierto en el que, paradójicamente, la artista reivindicó justicia para los palestinos. Ante el Miguel Delibes, la ignorancia se sustanció en pancartas que la acusaban de elemento propagandístico del Gobierno de Biniamín Netanyahu. Bernard Madoff arruinó a la elite americana. Muchos de los estafados eran judíos y lamentan profundamente el daño que Bernie infligió a su pueblo. ¿Madoff? Un traidor judío, esta vez sí.
Caprichos del destino, a Ricardo Costa le ha sustituido un antiguo antisemita y negacionista de la Shoá. César Augusto Asensio tonteó con el asunto y publicó unos textos que corroboran el contenido de los míos. Esgrimió que se hinchó la cifra de muertos para arruinar a los alemanes. ¿Ven? Es que no tenemos remedio. El flamante nuevo secretario general del PP valenciano se defiende con el argumento de que su pensamiento vio la luz hace tiempo y que ahora es otra persona. Estoy de acuerdo con él: los males vienen de antaño.
Publicado en El Norte de Castilla el 17 de octubre de 2009