México no es España. Formó parte de ella y, como sucede con otros cachitos escindidos del imperio, atesora un acervo cultural que es moneda común aquí, en la antigua metrópoli. Sencillamente, ellos se largaron para quedarse. Es un asunto complejo, no crean, y a día de hoy no sé si nos dejaron o fuimos nosotros quienes pusimos pies en Polvorosa. Pero algunas costumbres siguen dando mucho juego, platicadas y selladas todas ellas en español. Según un estudio del Open Society Institute, auspiciado por el financiero George Soros, los gobiernos de aquellas latitudes tratan de erigirse en editores de prensa comprando la línea de los medios de comunicación independientes. El informe del organismo que dirige Soros, en colaboración con organizaciones de la zona, publicó hace meses un informe deslumbrante. No es que revelase unas conclusiones inéditas; eran cegadoras por el hecho de que, a medida que la democracia va tomando forma en territorios dominados antaño por impertérritas dictaduras, la libertad de información merma gravemente con la irrupción del nuevo sistema democrático. Los intereses partidistas caminan de la mano de las inserciones publicitarias. Algunos diarios se han resistido a plegarse a semejante cambalache. Del resumen no se libraba ni el Tato: Argentina, Chile, Colombia o la modosa Costa Rica del premio Nobel Óscar Arias: esas que aquí calificamos con desdén como repúblicas bananeras. En las conclusiones se hacía mención a la presión ejercida contra el ‘Diario de Yucatán’, el medio escrito de mayor circulación del Estado de Campeche y miembro de un relevante grupo mediático. Sus directivos fueron convocados y dejaron hablar a los representantes mexicanos del poderoso organismo que controla el juego de la lotería. El pasado verano estaban inmersos en pleno proceso electoral. Gobernadores, diputaciones federales y alcaldes debían tener nombres y apellidos concretos. El organismo lotero puso a disposición del periódico tres millones de pesos (154.000 euros). El diario rechazó la oferta, apelando al código ético y sus políticas de empresa, añadiendo que la publicidad de ese ámbito debe ser facturada a los partidos, según la ley. El directivo de Lotenal fue al contraataque, ofreciendo un contrato de tres años para todos los periódicos del grupo. La empresa editorial rechazó el paquete completo y presentó una denuncia ante la Presidencia de la República y otros organismos públicos. Desde Lotenal le contestaron que el acercamiento con la empresa periodística respondía a la importante penetración entre la población de la que goza el consorcio en la península de Yucatán, y que olvidasen cualquier otra idea porque todo era producto de una confusión. Pero añadieron, inasequibles al desaliento: “Reiteramos nuestro interés en un acuerdo con la corporación que usted dirige”. Nos parecemos mucho. Les deseo feliz día y buena suerte.
Publicado en El Norte de Castilla el 21 de noviembre de 2009