A la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid le cuesta distinguir el polvo de la paja, tan livianos como diferentes. El polvo puede ser cegador, y la paja, ídem del lienzo. Si empuñas una tea y quemas una cabaña, no hay dios que te ponga freno; es como si una fuerza ancestral impeliera hasta al más ilustrado a contemplar cómo arde la aldea entera. Da la sensación de que esta Plataforma tontea con las llamas como un aprendiz de pirómano. Basta con pronunciar la palabra israelí para que esta organización vallisoletana se plante en el ‘Miguel Delibes’ a montar un escenario. No hay más que seguir sus grandes éxitos para concienciarse de la ceguera en la que están inmersos. Han imprecado a Noa, a la Jerusalem String Quartet, a los Mayumaná y a quienes les pongan por delante, siempre y cuando sean judíos israelíes. El caso es que estos autores fueron contratados para mostrar su arte, no para lanzar soflamas políticas. Pero la plataforma cabalga por la meseta y no les importa nada más que el ruido de sus cascos. Durante la actuación de Noa, partidaria de un Estado palestino, miembros de la OSCyL exhibieron símbolos de la causa y en el auditorio se colocó cartelería ‘ad hoc’. La Plataforma la ha tomado con La Oreja de Van Gogh por actuar en Israel y rodar un documental. Quizá mañana arremetan contra el judión de La Granja.
El músico Daniel Barenboim se empeñó en interpretar a Wagner en Israel. Allí pusieron el grito en el cielo, por la instrumentalización que Hitler hizo de sus obras. Barenboim creó junto a su amigo palestino Edward Said la West-Eastern Divan Orchestra. Formada por israelíes, palestinos y españoles, actúa por todo el mundo lanzando un mensaje de concordia y esperanza. En la orquesta existe un aula en la que todos debaten sobre el Asunto, en una febril búsqueda por erradicar prejuicios y extender un mensaje de futuro.
La política israelí es un enredo y está siendo contestada hasta por el ejército hebreo. Todo un hito. Lo complejo no tiene soluciones simples. Esa partitura dejémosla para el sagrado oráculo de la plataforma del ton ni son, maestros del canto a destiempo. Si algún día Barenboim visitase el Delibes, que Alá le proteja. Es otro israelí que piensa.
Publicado en El Norte de Castilla el 14 de abril de 2010