Esos son los que cumpliría si la ciencia hubiera hecho los deberes. Lástima que sólo viviera 53… pero qué 53 años. Lo que son las cosas: nacimos el mismo día, pero la conjunción planetaria y la selección natural de las especies quisieron que él tuviese un talento formidable para la música y yo el oído necesario para apreciarla. Sólo me queda el consuelo de que puedo seguir deleitándome con su arte y él no.
En fin… Les dejo una muestra del Lago de los Cisnes. Está interpretada por una orquesta de las llamadas “normales”. Aunque no lo crean, es de lo poco salvable que he podido encontrar en YouTube, por razones que tienen que ver con el tempo y la expresión. Claro que las tengo mejores, pero déjenme que disfrute del día. No suelo pegar un palo al agua el 7 de mayo y muchos de ustedes sabrán lo que se tarda en digitalizar un archivo, subirlo, alojarlo y todo ese calvario.
Así comienza y suena el segundo acto del ballet. A renglón seguido, vean cómo bailaba Rudolf Nureyev, el tipo que mejor comprendió la esencia de las composiciones de su compatriota. Les unían demasiadas cosas. Y estoy seguro de que también a muchos de nosotros.