Cuenta ‘The New York Times’ que el Gobierno español tiene depositadas sus esperanzas en que la selección de fútbol gane la copa del mundo. Al parecer, sería una cataplasma muy eficaz para hacer más llevadera la crisis y desviar la atención. Supone decir a las claras que somos estúpidos. Lo cierto es que nuestros jugadores se embolsarán una pasta indecente si levantan el copazo, sin compartirla con nosotros. Dicen que el fútbol es un juego de listos, y las primas de este torneo lo corroboran. Quizá el diario estadounidense haya aplicado el albur para completar un titular, pues no hay que ser Einstein para deducir que también el resto de los socios europeos juegan el torneo con el mismo fin. Es el clásico pan y circo para mantener adormecidas a las masas, aunque no creo que el plan funcione esta vez.
Los grandes campeones económicos de nuestro entorno han desempolvado la tijera y pretenden convertir un pantalón de vestir en unos calzones. El mundo nunca ha vivido un periodo tan turbulento desde la última gran guerra o la crisis de los misiles cubanos de la era Kennedy. Tal vez la coyuntura actual no deje muertos por el camino, pero seguro que un Estado del bienestar cercenado podría desembocar en un colapso de consecuencias imprevisibles. Los alemanes y los ingleses no tocan el balón como nosotros, aunque en el momento de dibujar un recorte en sus verdes praderas nos ganan por goleada. Angela Merkel y David Cameron han esbozado un panorama desalentador para sus contribuyentes, con sendos anuncios de ahorro y saneamiento de las cuentas públicas más una subida de impuestos. Cameron ha desempolvado el célebre aserto de sangre, sudor y sacrificios de Winston Churchill. En España no correrá la sangre a corto plazo; sudar no nos amedrenta, y en lo que concierne al sacrificio, sólo hay que tirar de los libros de Historia. Nuestros beneficios sociales no tienen parangón con los que disfrutan los germanos. Recuerdo el trauma que supusieron hace algunos años otros recortes. Uno de ellos consistía en que el Gobierno federal vio prescindible el pago de taxis para visitar al médico. Menudo drama.
A los españoles nos sacaron los colores en Europa. Ahora les ha llegado el turno a los listos.
Publicado en El Norte de Castilla el 9 de junio de 2010