Esperanza dinamitada
España es un país de camareros y albañiles. Duele asumirlo, habida cuenta de que tuvimos la oportunidad de haber cambiado ese panorama sembrando algo más que ladrillos o emborrachando a los turistas. Tampoco se dan las condiciones para embridar la implacable inercia de la costumbre, pues desmontar arquetipos requiere de inteligencia y nuestro reputado cainismo […]