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Roberto Carbajal

La aventura humana

Pirateo enfermizo

Resulta incomprensible que la gente vea lógico pagar por una docena de huevos y no por doce canciones. Ambos productos cuentan con el amparo de la misma ley más su extensión moral del no robarás. Aunque lo anterior parece obvio, aún son legión los partidarios de no aligerar la cartera por tener lo último de su cantante favorito.

La intención del Gobierno de sacar adelante la llamada ‘ley Sinde’ fue vapuleada en el Congreso. El PSOE se quedó solo y el resto de los grupos no se sumaron a la iniciativa por los clásicos intereses electorales. Ángeles González-Sinde se ha convertido en la bestia negra de los internautas. Los piratas habituales han focalizado su ira en la ministra de Cultura, entre otras razones por ser juez y parte. González-Sinde es una profesional de la creación audiovisual y defiende su propio pesebre. Fue un error nombrarla ministra, habida cuenta de que, si lo que se pretendía era poner en marcha una legislación que protegiese al gremio artístico, hubiera sido deseable desarrollarla desde una imparcialidad que guardase más las apariencias. Durante estos días hemos asistido a la indignación de los propietarios de portales de descargas ilegales. Dicen que la pretensión de cerrarles el chiringuito atenta contra derechos fundamentales y que sus
trabajadores se quedarán en paro (!). Es como si la Policía desmantelase una red de narcotraficantes y el capo defendiese el sueldo de los sicarios para legitimar su actividad.

Hay que definir con claridad el intercambio de archivos para acreditar el resto de la norma, aunque es imposible saber quién y de qué forma los compró y si puede compartirlos en la Red. España es el país de nuestro entorno que más roba en la Internet. Antes saqueábamos a los indios y, a la vuelta, los ingleses a nosotros. El público debe comprender que el arte ha de recibir el mismo trato que la siembra de patatas. Nadie puede entrar a saco en una finca y cargar el carro. En los dos últimos supuestos no sirve el refrán de que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

Publicado en El Norte de Castilla el 29 de diciembre de 2010

Sobre el autor

Tenía siete meses cuando asesinaron a John F. Kennedy. De niño me sentaba en los parques a observar a la gente, pero cuando crecí ya no me hacía tanta gracia lo que veía. Escribo artículos de opinión en El Norte desde 2002, y críticas musicales clásicas desde 1996. Amo la música, aunque mi piano piense lo contrario. Me gusta cocinar; es decir, soy un esclavo. Un esclavo judío a vuestro servicio.


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