El presidente Zapatero debe quedarse e irse al mismo tiempo. Resulta una paradoja de lo más extravagante, comparable al don de la ubicuidad de los dioses. Por una parte, el presidente tiene que acabar lo que empezó, que no es otra cosa que enderezar las cuentas públicas y dejar el camino expedito para que España pueda salir de esta pesadilla abracadabrante. Al otro lado del pecho, tiene al PSOE, descabezado y hundido, sin un candidato presentable de cara a las generales del año próximo. Y, por último, en la yugular siente el aliento del Partido Popular, que va a forzar la maquinaria hasta el límite para que Zapatero se convierta en comida para mascotas. Una persona corriente en la actual situación del jefe del Gobierno subiría a la azotea de la Torre Picasso y saltaría sin pensárselo dos veces. Cualquiera de las decisiones que brujulean sobre la mesa marcan una escena tremenda para los socialistas y para quien es hoy su aherrumbrado líder. España necesita aprobar unos presupuestos generales vitales, quizá los más importantes de su historia reciente. Para ello precisa de cómplices que guardan un plan oculto. Ese colaborador necesario es el PNV. Pero dado el actual mapa político en Euskadi, con la irrupción de Bildu sacando pecho en las instituciones, y la perspectiva de las elecciones vascas en 2013; con otro plan latiendo tras la conformación en ese cercano año de un Parlamento Vasco mayoritariamente soberanista: ¿quién es capaz de relajarse y mirar hacia otro lado?
El presidente Zapatero suele ser un optimista recalcitrante. Aun así, esa forma de pensamiento puede que no sea útil frente a la realidad ante la que nos encontramos. Flaco favor le haría el presidente a sus correligionarios, a los votantes que se quedan en casa y a la sana existencia de un bipartidismo fuerte si no disuelve el Parlamento tras sacar adelante los presupuestos. La marca ZP está amortizada. Por el bien de su sucesor, del partido y del país, convendría que el presidente se diese un baño en el Polo Norte. Te cambia la vida.
Publicado en El Norte de Castilla el 25 de mayo de 2011